Acaba de salir del horno otro producto navideño, cortesía de Netflix (que está que no para con las exclusividades), y que trata sobre cómo Santa Claus debe solucionar el problema causado por dos hermanos, antes de que sea demasiado tarde. Como se puede apreciar, la premisa, no es que brille por su originalidad, precisamente.

La película desde el principio es consciente de lo que es y de su objetivo: entretener y resultar entrañable en estas fechas tan señaladas. Ni más ni menos. ¿Lo cumple? A pesar de ser ñoña, bobalicona y simplona, un servidor cree que sí. A continuación, los motivos.

La dirección de la película es correcta, para un proyecto de estas características, aunque los efectos especiales podrían haber estado mejor, la verdad (y el diseño de los elfos no es el más acertado, precisamente). En cuanto al guión, como ya digo, es bobo y nada original, pero desprende un encanto de cine de los 90 que hace que la veas con otros ojos. Y es que en su simpleza, radica su magia.

En cuanto al reparto, todos correctos, pero hay que destacar al gran protagonista de la función, que no es otro que el siempre brillante Kurt Russel, que no se limita a coger el cheque sin más, sino que se lo pasa en grande y aporta al personaje de Santa Claus, chispa y carisma. Lo mejor de la película. Así sí.

En conclusión, estamos ante una comedia familiar y navideña que no te sorprenderá ni maravillará, pero que, si buscas una película de estas características (es decir, ambientada en Navidad y con un mensaje), cumplirá el objetivo de entretener y resultar simpática. Y eso, hoy en día, es mucho. Además, hay más espíritu navideño en dos minutos de esta película que en toda la de “El Grinch” (de la cual ya os traje crítica aquí). Con eso os lo digo todo.

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