Decía C.S. Lewis que “ningún hombre conoce lo malo que es hasta que no ha tratado de esforzarse por ser bueno”. La frasecita se las trae  y se presta a varias interpretaciones. ¿Quiere decir que aquel que intenta moverse por nobles propósitos acaba siendo un villano o que para ser noble debe conocer los límites de su propia maldad?

Quizá el que nos despeje la duda debería ser Thanos. El villano de Infinity War se movía por el noble propósito de reequilibrar el universo  ya fuera para pacificarlo como en la película o por amor, como en el cómic. Por cierto, es muy divertido pensar en cómo hay gente que llama a los protagonistas de las películas “los buenos”  y darnos cuenta de que el verdadero protagonista de Infinity War es precisamente Thanos.

En los tiempos que corren, en los que curiosamente un comentario puede convertirte en un villano, estamos asistiendo a la búsqueda del origen de la maldad de algunos malos malísimos de cómic, especialmente es su versión cinematográfica. Como ejemplo se nos ocurre el próximo lanzamiento de una cinta protagonizada por Joaquin Phoenix que nos mostrará los orígenes del Joker. Por esa prueba de maquillaje convertida en teaser adivinamos –o queremos adivinar- a un Joker que antes fue un tipo inteligente pero con poca fortuna al que algo, quizá con razón, le convirtió el malvado.

¿Pero de verdad hace falta esa justificación? Pensemos por un momento en el estupendo cómic  de Allan Moore y Brian Bolland titulado La broma asesina en el que se cuenta la historia de un Joker que, fracasada su carrera como cómico, se convierte en un ladronzuelo explotado por una banda… hasta que todo estalla. Pensemos por otro lado en el magistral Joker interpretado por Heath Ledger en El caballero oscuro. El mismo villano, dos historias. ¿Cuál nos inquieta y hasta cierto punto nos aterroriza?

Creo que la mayoría estamos de acuerdo: aquel que “sólo quiere ver arder el mundo”.

La fuerza del malo, especialmente del cómic o del cine basado en cómics, radica muchas veces en su fuerza anárquica, en que su motivación no es otra que ver destruido al héroe de turno. Seamos sinceros, y volviendo al universo Marvel, a muchos de nosotros que el doctor Octopus tuviese una vida llena de traumas nos traía un poco al pairo, es más, casi nos desilusionaba. ¿No se supone que era en lo que podía haberse convertido Peter Parker de no haber comprendido aquello de “todo poder conlleva una gran responsabilidad”? El doctor Otto Octavius, pues, debe ser violento y brutal sin justificación para que los triunfos de Spidey nos sepan mejor.

Otra cosa muy distinta es que el malo de turno tenga una desgracia personal cuando ya se ha convertido en el criminal que, se supone, hemos de odiar. El gran mafioso de la Marvel en todos los sentidos, Wilson Fisk alias Kingpin sufre todo un dramón con su esposa Vanessa a cuenta de sus acciones criminales. Es algo que sí nos cuadra, que sí podemos comprender pues un mafioso se mueve por el afán de poder o de fortuna… y además, todos sabemos por el cine los líos de pareja que te puede traer ser un jefazo del crimen organizado (véase desde El Padrino hasta Legend pasando por Uno de los nuestros y El precio del poder).

Un villano también puede mezclar el gusto por el caos con algún problema familiar. Es el caso del hasta hace poco tiempo olvidado Loki, hermano adoptivo de Thor. Tom Hiddlest… perdón… Loki es el dios de la intriga, el engaño y la maldad, así que no necesita ningún otro motivo que su propia existencia para ser un villano, pero he aquí que encima tiene una relación bastante compleja con su familia. ¿Será por esto que sus planes no salen bien, porque sus traumas  y complejos le impiden llegar tan lejos como se propone?

No nos metamos en camisas de once varas y pensemos si es cierto que la calidad de una historia que trata la lucha entre el bien y el mal viene dada por sus malvados. Pensemos en los enemigos de Batman. Incluso aquellos que no gustan de las historietas nos podrán mencionar al ya aludido Joker, al Pingüino, a Catwoman, a Poison Ivy, a R’as al Ghul, Mr Freeze, Harley Quinn, el espantapájaros, Enigma… Ahora pensemos en los enemigos de Superman y nos costará recordar a alguno que no sea Lex Luthor. Como mucho citaremos al General Zod y a Brainiac. Por último respondamos a esta duda, ¿cuál de los dos héroes tiene en su poder mejores historias? Para nosotros, desde luego, son inolvidables aquellos malos llevados al extremo, sin dobleces ni dobles lecturas, aquellos que si tienen un problema personal es derivado de su propia actividad maligna; y es que hasta Thanos comenzó siendo alguien obsesionado por la muerte. Lo de la crisis personal con Lady Death en el cómic y con Gamora en el cine ya vendría después.

En fin, para terminar, para no volver loco a quien nos lea. ¿Necesita un villano de cómic una justificación para hacerle la vida imposible al héroe? Ni mucho menos, porque se trata de una encarnación del mal y el caos al que todos tememos, de un arquetipo. Eso sí, de vez en cuando también queremos que sufra como una persona normal porque ¿no nos han dado a todos ganas de convertirnos en supervillanos  cuando hemos sufrido?

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