Hace unos días, tras el fallecimiento de Kofi Annan, recordé una de sus citas que dice lo siguiente: “el agua dulce es preciosa, ya que no podemos vivir sin ella. Resulta irremplazable, dado que no tiene sucedáneos. Y es un recurso delicado, pues la actividad humana tiene un profundo impacto en la cantidad y calidad del agua dulce disponible“. No pude más que recordar lo importante que es el agua para una tierra como la mía, la provincia de Guadalajara, y como están agotando sus existencias poco a poco con el trasvase Tajo-Segura. Por ello, me gustaría dedicar este pequeño artículo de opinión a algo tan importante para mí como es la derogación del trasvase Tajo-Segura.

En primer lugar, debemos conocer los antecedentes. Se comenzó a hablar de la necesidad de un trasvase de agua del Tajo al Segura al año 1932, cuando el entonces Ministro de Obras Públicas de la Segunda República, Indalecio Prieto, encomendó al ingeniero Manuel Lorenzo Pardo la realización de un plan nacional del aprovechamiento de las aguas. Un año después era presentado el “Plan Nacional de Obras Hidráulicas”, que incluía el Trasvase Tajo-Segura, el cual al final no se llevó a cabo por diversas causas. Sin embargo, la realización del trasvase re retomó con la Orden Ministerial de 30 de julio de 1966, donde se ordena la redacción del “Anteproyecto General del Aprovisionamiento Conjunto de los Recursos Hidráulicos del Centro y Sureste de España, Complejo Tajo-Segura”, del cual formaba parte integrante la construcción del Trasvase Tajo-Segura. En 1979 llegaron las primeras aguas a la cuenca del Segura procedentes del río Tajo.

Como hemos podido ver en el párrafo anterior, Castilla la Mancha lleva 39 años siendo la Comunidad Autónoma más generosa en materia hídrica. La provincia de Guadalajara y los embales de la cabecera del Tajo, llevan la friolera de 39 años cediendo agua a Levante habiendo estado los embales llenos y vacíos. Sin embargo, la situación en estos 39 años de trasvase ha cambiado mucho:

Debido al cambio climático que afecta al mundo en el que vivimos, las lluvias han ido reduciéndose con el paso de los años. Situación que ha repercutido en el agua que han acumulado los embalses y que ha hecho que nos encontremos en una situación de sequía casi extrema en los mismos y en los pueblos que beben de él. No obstante, una persona de Murcia me puede decir que en su tierra también ocurre lo mismo, y efectivamente es así. Sin embargo, los avances científicos y tecnológicos que han tenido lugar en estos casi cuarenta años de trasvase han dado lugar a que hoy en día podamos disponer de desalinizadoras. Desaladoras que en la zona levantina permitirían el mantenimiento hídrico de las mismas.

Es muy duro para alguien de la provincia de Guadalajara pasar por los embalses de la cabecera del Tajo y comprobar como lo que antaño era un paraíso de agua del que bebían los pueblos de la zona y del que podían vivir los negocios de la misma, se ha convertido en un casi secarral con muchos negocios cerrados, descenso de población en los pueblos de la zona y lo que es más duro, pueblos abastecidos con camiones cisterna teniendo el agua a escasos metros de su municipio.

¿Cómo les vamos a explicar a las generaciones venideras que tienen que beber agua de camiones cisterna teniendo el agua a corta distancia? ¿cómo les vamos a explicar a las generaciones venideras del levante que deben pasar penurias hídricas teniendo desaladoras en sus costas? No hay respuesta lógica alguna para la misma, mas que la vergüenza por no haber podido solucionar un problema con tan sencilla solución.

Sin embargo, hay algo que en el levante les está sirviendo, y es que todos sus estamentos políticos a nivel regional y local, todos los partidos políticos, y toda la ciudadanía están unidas en la defensa del trasvase. Mientras, en Castilla la Mancha no es así, y no es así porque los conservadores de mi comunidad piensan más en el qué dirán en Madrid y obedecer lo que ellos les dicen, que, en escuchar a la ciudadanía, en escuchar a esos pueblos que se “mueren” de sed. No es de recibo que durante el mandato de María Dolores de Cospedal la única medida que tomaran fuera subir el nivel mínimo que deben tener nuestros embalses para que se pueda trasvasar agua, y luego en Madrid, con Rajoy a la cabeza, se utilizaran medidas erróneas para permitir un trasvase en el año 2017, cuando los niveles eran netamente inferiores a la mínima establecida.

Sin embargo, esto esta cambiando, la izquierda de mi comunidad, con el presidente Page a la cabeza, así como las organizaciones en defensa del Tajo, y otras formaciones de Izquierdas como es Podemos, se han plantado y han dicho basta. Quieren que se paralice el trasvase, y si para ello deben desobedecer las ordenes de su partido a nivel nacional lo han hecho, cosa que veo bien, ya que cuando uno es la cabeza visible de una Comunidad Autónoma o simplemente un representante de la misma debe dejar de lado las siglas políticas y enarbolar las siglas de las ciudadanas y ciudadanos de las mismas que son quienes les demandan luchar contra algo tan deleznable con el trasvase Tajo-Segura.

Debo decir que aún tengo esperanzas de que esta situación se revierta. El nuevo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha puesto en marcha un nuevo ministerio de Transición Ecológica, con Teresa Ribera a la cabeza que va a estudiar la puesta en marcha de alternativas para terminar con el trasvase. Sin embargo, y sirva esto de pequeño tirón de orejas, aun no se ha materializado ninguna medida, y se han producido dos trasvases en los más de 100 días de gobierno.

Como ciudadano de Castilla la Mancha, como ciudadano de la Provincia de Guadalajara, me gustaría instar a quienes leyeran estas líneas de opinión personal a que combatan una situación tan injusta como es el trasvase Tajo-Segura por ellos, por nosotros, y por las generaciones venideras.

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