Parada 1: La Iglesia de Santa María la Mayor Coronada

Pocas veces impresiona un municipio tanto. Había oído, desde hacía tiempo, de la existencia de este singular pueblo, con nombre extraño, mezcla de árabe (Medina) y fenicio (Sidonia). Pero me he ido con la sensación de haber descubierto un lugar que esconde y guarda una gran cantidad de historia poco comentada.

Mi primera parada fue la oficina de turismo que hay junto al castillo. La misma estaba cerrada, pero había una chica atendiendo a una pareja con un perro: “lo hemos cogido de la carretera, estaba abandonado y ella es de la protectora de animales”. Usan la oficina de turismo como protectora, pero aún así, la chica ha sido tan amable de darme un folletín del pueblo y decirme que entrara en la iglesia, en primer lugar, y luego subiera al castillo. “Era una catedral, pero se llevaron la capital de la diócesis a Cádiz”, me ha dicho. Luego he visto que no fue exactamente así. Motivado por las innumerables invasiones que había en Cádiz, se trasladó momentáneamente la capital de la diócesis a Medina Sidonia. Pero una vez restablecido el orden, retornó a la tacita de plata.

Pagué dos euros y cincuenta céntimos por entrar en la iglesia, que se encuentra en un lamentable estado de dejadez: carteles informativos, fachada y apatía de los cobradores. Sin embargo, merece la pena entrar. Destacaría 5 curiosidades que me han llamado la atención:

1) Su torre tiene 108 escalones, desde donde las vistas son impresionantes.

2) En la entrada más importante de la iglesia hay dos sillares de mármol de dos tumbas romanas, reutilizados por los cristianos (o los árabes).

3) Hay un fallo en las bóvedas de la iglesia, se quedaron cortos. Un cartel informativo lo explica.

4) Existen muchas referencias al diablo, miradas demoníacas y animales en su interior. Normalmente estas imágenes se encuentran en el exterior de los templos.

5) Tiene mezcla de arte gótico (rosetón condenado de la entrada) y renacentista.

 

Después de disfrutar del visionado, he marchado camino del castillo…

 

 

Parada 2: Torre Doña Blanca y Villa Vieja.

Abandoné la iglesia camino del castillo, dirigiéndome por una puerta que había cerca. A lo alto de una torre vi a un muchacho que me observaba: “¿es por aquí?”, le pregunté. “¡Sí, claro, sube!”

El chaval, de menos de 30 años, resultó ser un guía turístico al servicio del ayuntamiento.

La Torre de Doña Blanca era por Blanca de Borbón era la esposa de Pedro I el Cruel (1334-1369). El rey se enamoró de otra mujer y como Doña Blanca era francesa, la encerraron aquí y la mataron con una ballesta, atravesada por una flecha, para no tener problemas dinásticos. No está demostrado que fuera aquí, pero está enterrada en Jerez de la Frontera.

El chico continuó explicando más anécdotas del lugar, extendiendo su tiempo con generosidad ante mí.

-Medina Sidonia y Cádiz son las dos ciudades más antiguas de España. 3000 años. Por aquí han pasado fenicios, tartessos, turdetanos, romanos, árabes, cristianos…

Me hace gracia que cada minúsculo lugar del mundo guarde una efeméride que le hace especial. Como las personas…

Se llama Sidonia por Sidón, junto a Biblos, en el Líbano, según vi en una de la conferencias de la profesora Eva Tobalina sobre los fenicios.

Me despedí con gratitud, paseé por la villa vieja, comprobando in situ el aljibe y los silos, buscando alguna señal que me llamara la atención, pero está bastante descuidado todo. “Falta dinero para excavar”, me dijo el rapaz. Y con este buen sabor de boca, encaré la subida al castillo de época romana…

Parada 3: Castillo Romano, Árabe y Cristiano.

El castillo ocupa la parte más superior (337m. sobre el nivel del mar), no solo del municipio, sino de toda la provincia de Cádiz, si exceptuamos la sierra de Grazalema. Al entrar, se observa el foso excavado en roca por los romanos, que se mantiene intacto, incluso con sillares. Se descubrió una catapulta romana en una de las pocas prospecciones que se han hecho.

En los restos de la antigua iglesia cristiana, se descubrieron varias tumbas cristianas, estando uno de los cuerpos en el museo. El castillo está lleno de aljibes y graneros. Las saeteras están modificadas para poder tirar bolas de cañón por ellas. Estuvieron también los franceses, que lo usaron como almacén de munición (en el museo hay infinidad de objetos del ejército de Napoléon). Las indicaciones son fabulosas. Acabada la ronda, descendí la peña, camino de nuevos lugares…

 

Parada 4: Casa reformada en la calle Tintoreros

Siguiendo las indicaciones del mozalbete de Paterna de Rivera, encaré la callejuela que me llevaba a las cloacas romanas. Pero vi en una casa que hacía esquina la bandera azulgrana del municipio: “puedes entrar a todos los lugares donde esté la bandera”, me dijo el chaval. Así que entré. Era una vivienda particular, antigua, pero muy reformada, y al entrar había una mujer rubia.

-¿Es su casa?- le dije.

-Sí- me dijo en un perfecto español, con algo de acento.

-¿Puedo entrar?

-¡Sí, claro!

Escaleras arriba había una estancia, con baño, y más arriba un solarium o terraza, con tumbonas para tomar el sol. Allí había otra mujer española.

-La dueña es inglesa. Ha reformado esta casa y es la dueña del hotel que hay ahí enfrente- me dijo la señora.

Bajé las escaleras maravillado por la visión de comercio que tienen los sajones. Son únicos en el arte de reciclar lo viejo y dotarlo de las últimas comodidades.

-Quería poner una piscina, pero como la casa está sobre la misma muralla, no se puede. La cocina está aquí al entrar. Quiero taparla con una puerta y poner una chimenea de leña.

(…)

-¿Es para una familia?- pregunta un visitante.

-No, es solo para una pareja- dice la ingles, con sonrisa picarona…

-¿Y eso que se le ocurrió comprar esta casa? ¿Se dedica a esto?- le pregunto, ya a solas y en inglés.

-¡No, qué va! Fue una oportunidad. El dueño se murió… Bueno, se mató aquí mismo, se cayó por las escaleras, y nadie en el pueblo quería comprar la casa. Ya sabes como son los pueblos… Así que yo la compré y la reformé.

Todavía impactado por la historia, fui calle abajo en busca de las cloacas romanas…

 

Parada 5: Arco de la Pastora

¿Quién colocaría en esa antigua entrada de la ciudad esas dos columnas de granito?

La respuesta, quizá, ande perdida para siempre en la noche de los tiempos…

 

Parada 6: Las cloacas romanas

A mediados del siglo XX, unas excavaciones sacaron a la luz unas impolutas cloacas romanas en la localidad. Eso quiere decir que el subsuelo de Medina Sidonia está perfectamente conservado, y es una suerte poder meterse dentro. Una de las muchas veces que doy gracias por medir 1,69, ya que la altura de la misma era eso, o poquito más. El olor a humedad milenaria era notorio. El sentir que estás atravesando milenios de historia es…indescriptible.

Parada 7: El museo arqueológico

De nuevo, un guía nos explicaba perfectamente todo lo referente a lo que encontrábamos en el museo, justo en la parte superior de las cloacas. La cantidad de objetos romanos es ingente: monedas, bustos, dados, utensilios… es una brutalidad.

Me paré unos segundos en el busto de Agripina. Todavía quedaba pintura en sus ojos y su cara. Agripina hija del general Germánico, nació en Colonia (Alemania), a quien le debe el nombre la ciudad alemana, ya que se llamó “Colonia Claudia Ara Agrippinensium”. Agripina fue nieta de Marco Antonio, sobrina nieta de Octavio Augusto, hermana de Calígula, mujer de Claudio y madre de Nerón. Emparentada con 5 emperadores romanos tan directamente, fue una mujer con mucho poder en Roma, a la que incluso acuñaron monedas con su rostro. Soñó que su hijo sería emperador y que la mataría. Ambas profecías se cumplieron. Me fui a comer con una satisfacción enorme, de ver lo tanto que estaba dando de sí el día…

Parada 8: Museo etnográfico

Su antigua peluquería, su vieja farmacia, utensilios de los labradores, los ganaderos, los braceros, una choza, una bici, la artesanía local, hasta una casa de un noble…

Lo que no me esperaba encontrar era una antigua escuela dentro del museo, que a su vez se encontraba en las dependencias de esa vieja escuela republicana.

Me encantó, salvo por lo sesgada que estaba su explicación de la escuela. Mentía en dos afirmaciones. Una, claramente: “con la democracia llegó la escuela gratuita”. Falso, la Ley de Educación que precedió a la LOGSE de 1990 fue franquista, de 1970. Ser un demócrata no conlleva mentir, manipular la historia a nuestro interés.

En otra de las afirmaciones que mentía la leyenda fue en decir que la iglesia impedía una escuela laica que fomentara un país demócrata y progresista. Mentira también. Hasta la República, la mayoría de los españoles eran católicos (la fobia a la Iglesia Católica vino precisamente en ese momento) y hasta la ley de 1970, la mayoría de escuelas que había en el país, al no haber enseñanza gratuita, era de los curas y las monjas. De hecho, gracias a eso Miguel Hernández pudo estudiar.

Que sí, que todos somos demócratas, que hubo una guerra, dos bandos, un gobierno republicano, un golpe militar, una dictadura de 36 años… Pero la historia es mejor contarla tal y como pasó, no manipularla.

 

Parada 9: Calzada Romana

A finales de los años 90, tiraron una casa abajo de la zona extramuros de la ciudad. Al meter la pala para hacer un parking, dieron con una especie de losa: era la antigua calzada romana, con su acera, sus canalizaciones y su conexión con las cloacas. Dos mil años después de su construcción, ahí estaba, con unos juegos dibujados en dos de sus piedras, perfectamente visible. La calzada está ahí, y se sabe que continua en las casas de al lado, que hasta que no se echen abajo no se podrá proteger. No se construyó el parking, pero se habilitó una entrada en pasillo desde la calle hasta esta maravilla. Un gozo para el viandante… Las explicaciones del guía, de nuevo, impagables…

 

Parada 10: El ayuntamiento

Me recibieron a la entrada del consistorio dos torsos: uno masculino y otro femenino. Lo de que estuvieran sin cabeza era normal.

-¿Sabes por qué?- me preguntó la guía, otra licenciada en historia, preparando las oposiciones.

-Sí, porque cuando había un nuevo senador o cónsul, conservaban el torso y cambiaban la cabeza- le dije, añadiendo más tarde que me lo había chivado el compañero suyo que estaba en la Puerta de la Pastora.

A continuación, la amabilísima guía me ha acompañado escaleras arriba para enseñarme el vetusto salón de plenos, con seis enormes lienzos: Alfonso XIII, Alfonso XII, un marino del siglo XIX nacido en la localidad y un hijo predilecto del municipio que hizo mucho por el mismo.

El escudo de la ciudad, para curiosidad mía, está presidido por Santiago Matamoros o Santiago el Mayor a caballo, patrón de la ciudad. “A mí no me gusta llamarle el apóstol Santiago”, me ha dicho… Qué más dará, he pensado yo. Le he explicado el origen del Camino de Santiago, su relación con los druidas, el significado del lugar de Muxía…

-Da gusto explicarle cosas a un turista que le interesa la historia- me ha dicho.

-Yo no soy turista, soy viajero- le he dicho con una sonrisa, mostrándole a continuación mi blog con innumerables anotaciones…

 

Parada 11: El archivo histórico

La mejor de las guías se encontraba en el archivo histórico, uno de los lugares que más celosamente suelen guardar los lugareños a los visitantes. Pero aquella licenciada en historia, que además estaba especializada en escritura e imprenta histórica, me explicó en apenas 30 bellos minutos lo que era el pergamino, la tinta de pan de oro, la letra gótica, la letra hecha con carbón y clara de huevo, la tinta industrial…

Me enseñó un documento del rey Alfonso X el Sabio, el más antiguo de la ciudad, con 800 años… Ahí, frente a mis morros, impoluto, con una segura y necesaria cristalera de por medio…

Me mostró un pleito ganado al Rey Fernando VI en el siglo XVIII. “Esto es lo mejor que hay aquí”, dijo orgullosa, sabiendo que era difícil ganar pleitos a reyes en aquella época del antiguo régimen.

Y la sala en sí… Una maravilla…

 

Y así, abandoné, camino de Vejer de la Frontera, este pueblo que ya se ha quedado, por derecho propio, en un rinconcito de mis buenos recuerdos. La organización de las puertas abiertas fue fenomenal, y un suerte para mí haber aprendido de mano de profesionales de la historia, localizados en cada uno de los lugares. Ojalá todos los municipios tomaran nota.

 

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