Me gustaría exponer una circunstancia que me condujo a una reflexión sobre este tema, pues el día de mi graduación esta se desarrolló totalmente en catalán, desde los discursos hasta las canciones que ambientaban la ceremonia. Este hecho ocasionó que parte de los asistentes, los cuales se sentían identificados con la lengua marginada, experimentasen incomodidad y rechazo. Comenté con un amigo que me parecía injusto que no se diese representación al idioma castellano, a lo cual respondió que lo justo es que cada uno elija el idioma con el cual quiere expresarse, por tanto sería igual de proporcionado un acto 100% en catalán como uno totalmente en castellano.

Y mi pregunta es ¿Cómo no van a sentirse más cómodos hablando en catalán personas que desde los 3 años han sido bombardeadas con esta lengua? Ahí está la raíz del problema, en la política lingüista. Estudiar en castellano en las comunidades autónomas con lengua cooficial se ha convertido en un privilegio que solo las familias con una renta elevada pueden permitirse, pues los colegios públicos y concertados imparten en su gran mayoría todas las asignaturas en la lengua cooficial, a excepción de lengua y literatura castellana y las clases de idioma extranjero. Por su parte los colegios privados ofrecen una educación plurilingüe equilibrada, lo cual privatiza el derecho de los residentes de Cataluña, Baleares, Valencia, País Vasco y Galicia a formarse en la segunda lengua más hablada del mundo, que además es la oficial de todo el territorio español.

Basándome en la situación balear, con un Estatuto de autonomía cuyo artículo 4.3 dice, y cito textualmente: “Las instituciones de las Islas Baleares garantizarán el uso normal y oficial de los dos idiomas, tomarán las medidas necesarias para asegurar su conocimiento y crearán las condiciones que permitan llegar a la IGUALDAD PLENA DE LAS DOS LENGUAS en cuanto a los derechos de los ciudadanos de las Islas Baleares.” Me resulta inconcebible que el gobierno se oponga a una política lingüística que permita en las aulas de todos los colegios asignaturas impartidas en castellano, inglés y catalán a partes equivalentes, y mientras tanto se victimice y alegue ser representante de un colectivo oprimido, promoviendo legalidades que favorezcan, mediante subvenciones, el uso del catalán sobre el del castellano.

Es por esto que acabo cayendo en la conclusión que más que un intento íntegro de reavivar el idioma, lo que se busca es un revanchismo absurdo que no conduce más que a un malestar social continuo y a un tijeretazo profundo de las libertades individuales.

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