El fundamento principal de una idea que se quiere poner en marcha es la ideología en la que se basa o que toma como modelo a seguir.

Esa idea siempre va a ser modelada con el paso del tiempo, la base de esa ideología será una idea que se ha ido adaptando al paso del tiempo. Esto se ve en cualquier ideología clásica actual,  ni el conservadurismo del siglo XXI es el conservadurismo original, ni el socialismo original es el socialismo del siglo XXI.

A fin de ser y crear esa idea, hay que establecer unos principios básicos por los que regirla. Esos principios son siempre las bases de la primera idea, y fuente de emanación de toda ideología política.

Unas tesis, a las cuales se nombra a fin de reconocerlas y tratarlas como bien político, estas tesis, las he nombrado, como las tesis del regnismo, recogidas en este mismo ensayo político.

A fin de explicar este nombre, cabe destacar, que viene de la palabra regno. Esta palabra a su vez se desglosaría en 2 conceptos, -reg: de regionalismo, y -no: de novo, o nuevo. Esta palabra constituye la denominación de una corriente de pensamiento político, la cual estaba olvidada desde hacía muchísimos años en España.

El regionalismo se entiende muchas veces como el primer paso hacia un nacionalismo, y de ahí a un independentismo político. Pero no, esta corriente es una ideología política, que habla de muchas cosas más que el individualismo térreo propio.

Se entiende que el regionalismo barre siempre para casa, es obvio, ¿que le puede importar a un policía de Lanzarote, lo que le ocurre a un jubilado de Galicia?

Debemos mirar al regionalismo como un patrimonio político, es fácil si analizamos a los partidos políticos regionalistas de hoy en día.

El que mayor cuota de poder electoral ha alcanzado, ha sido la UPN (Unión del Pueblo Navarro), este partido surgió de la escisión provocada en la UCD, al aprobarse la disposición cuarta transitoria que dejaba la puerta abierta al País Vasco anexionarse Navarra. Se entiende, que es un partido heredero de los viejos regionalistas y centristas de Navarra.

Al sur de Navarra, volvemos a encontrar el mismo ejemplo, el partido regionalista de La Rioja, también creado por antiguos miembros de la UCD.

Y podríamos encontrar una infinidad de más ejemplos a lo largo de toda España.

Cuando no hay un partido regionalista en una comunidad o región, se suele dar el caso de que esta corriente ideológica, es asumida por un partido mayor o ajeno a tal línea ideológica.

Tenemos dos ejemplos del ello, la corriente regionalista en Galicia y Cataluña.

En Galicia, feudo conservador de España, la corriente regionalista toma matices más identitarios, allí, el galleguismo, está asumido como identidad patrimonial del Partido Popular de Galicia, pero aún así, nadie se imaginaría al presidente de la Xunta ordeñando vacas con el traje típico gallego.

El ejemplo en Cataluña, viene dado no por un partido, sino por dos y ahora tres.

El catalanismo, una corriente de pensamiento del siglo pasado, viene asumido, no ya por los partidos nacionalistas, como ERC y su simil en la derecha, sino también por otros partidos que no son nacionalistas, o se plantean como una suerte de tercera vía política.

Éstos serían el PSC y los herederos de la antigua Unió.El primero, formado por antiguos corrientes catalanistas y la federación del PSOE catalán, lo toma como parte propia, hasta el extremo de pactar con partidos nacionalistas cuestiones que son relativas a la catalanidad de los habitantes.

Los segundos la llevan como enseña, ya que proceden de la antigua convergencia democrática de Cataluña.

Se puede confundir regionalismo con identidad nacional o identidad propia, pero no, el regionalismo no incumbe a la identidad de la persona, incumbe al bienestar de la persona, que habita un determinado territorio, apoyándose en una cultura y costumbres peculiares comunes a ese territorio.

 

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