Por mucho que nos pese, la sociedad necesita de líderes para subsistir. Autoridades, personajes, que guíen al rebaño rezagado, que es incapaz de luchar por si mismo sin que una figura, en la mayoría de las ocasiones mitificada, les oriente dando sentido al objetivo por cumplir. Si no, no se entiende el alboroto formado por la activista Greta Thunberg. Una niña, que pese a su escasa experiencia en la Universidad de la vida, -como dirían los típicos dandis que viven en contra de lo establecido-, es capaz de liderar a varias generaciones para que nos concienciemos del calentamiento global, y de la influencia que el hombre tiene sobre este fenómeno. Una pequeña,-no podemos olvidar sus 16 años, por mucho que algunos noticiarios se empeñen en dibujarla como una ecologista de reconocido prestigio que ha realizado diferentes estudios sobre las consecuencias de la contaminación en el planeta-, que por el mero hecho de que en un instante de tedio y apoltronamiento vio en la televisión un documental sobre el cambio climático, no puede ser líder de ningún movimiento.

Estamos tan atolondrados y obcecados, que nos encanta ser ovejas en un redil. Quizá por eso, Voltaire dijo que el sentido común era el menos común de los sentidos, y a lo mejor esa es la causa principal de que en los ciudadanos no tengan un verdadero espíritu critico. Nos engañan, nos manipulan, y construyen castillos en el aire basados en mentiras. Demasiado ingenuos, nos tragamos todo lo que nos dicen los lideres mediáticos, que con cantos de sirena nos hacen pensar que ellos son la verdad y la vida. ¿Si no como se entiende que Javier Bardem,-propietario de varios todo terreno, los cuales están demostrados ser más contaminantes que los vehículos utilitarios- comparta escenario en la marcha de este viernes con Greta Thumberg? ¿O como es posible que nos creamos la filantropía de la activista al atravesar a vela los océanos para llegar a Portugal y luego coger un tren veinte veces más contaminante que los tradicionales? Bravuconadas. Hasta que no dejemos de endiosar a los cabecillas, no caeremos en la cuenta, de que al igual que el que escribe estas líneas, y del mismo modo que usted, que las esta leyendo, son personas corrientes dotadas de imperfecciones y que se dejan llevar por sus propios intereses. ¿Se creen que la activista sueca a acudido a la cumbre celebrada en Madrid de manera altruista y gratuita? Permitanme que discrepe. Estoy por apostar, que desde su llegada a la capital, no ha dejado de vivir a cuerpo de Reina y realizando conductas contaminantes al mismo tiempo que nos daba lecciones al mundo de como cuidar el planeta a cambio de una suculenta cantidad de dinero. Si eso es robarle la infancia…

No tengo nada contra Greta, sinceramente. Me parece valiente y osada. Mi malestar no nace de su figura en si, sino del inmenso séquito popular, mediático,-este es que ha hecho que a la plebe le empiece a interesar esta pequeña Noruega-, no deje de hablar de ella como si fuera superior al resto de los mortales al puro estilo mesías enviado desde los cielos. Detesto a los iluminados que sufren del síndrome de Jerusalén y que osan predicar con superioridad moral al resto de los humanos, y mucho más, si el personaje en cuestión que da lecciones, no cuenta con las credenciales suficientes. Porque… ¿Quién es ella para decirnos lo que tenemos que hacer? ¿Es una reputada científica? ¿Una reconocida ecologista? Ni mucho menos. No es más que una estudiante de bachillerato, que fomenta el absentismo escolar amparándose en causas que precisamente solo se podrán defender con unos conocimientos fundamentados por los libros y el estudio.

Debemos liberarnos de las dictaduras. De la de lo políticamente correcto, de las despóticas… De todas. Algo que sería posible, si como he dicho antes, los humanos no tuviéramos la peligrosa tendencia de someternos a tiranos. Piensen en Rusia, donde pese a que Vladimir Putin maneja con mano de hierro a sus ciudadanos recortando libertades, su nivel de popularidad,-pese a que en los últimos tiempos esta esta cayendo en picado-, se encuentra en unas cifras estables. Miren también a Polonia, donde en las pasadas elecciones revalidó su mandato el partido del Gobierno, Ley y Justicia, pese haber violentado la división de poderes y haber instaurado un control al poder judicial por parte del ejecutivo. Somos sumisos. Quizá por eso florecen tan pocos líderes entre tanto aletargado…Tan solo hace falta crear una figura y aderezarla con varios mensajes pomposos para que agachemos la cabeza y la sigamos en masa.

 

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