El 23 de octubre de 2017 se estrenaba en TVE una nueva edición de Operación Triunfo. Habían pasado 16 años desde la primera edición, que marcó un punto de inflexión en la historia de la televisión debido a su carácter innovador y a una destacada estrategia multimedia.
El programa original presentaba una narración centrada en la televisión y apoyada en la web para profundizar en los protagonistas, además de la expansión en otros medios y el merchandising asociado al programa. El formato también fue pionero en la creación de un canal temático asociado a un programa de televisión, el Canal Operación Triunfo 24 horas, que emitía a través de Canal Satélite Digital para abonados. Pero, fundamentalmente, el formato proporcionaba un papel activo a la audiencia. De esta manera, el papel del público iba más allá de ser un mero espectador para convertirse en un participante.
Hubo ocho ediciones del programa, tres en TVE y cinco más en Tele 5, la última de ellas en 2011, pero ninguna con el éxito de la primera. La octava se cerró con una media de un 13,8% de cuota de pantalla, la más baja de su historia, muy alejada del 43,7% del primer Operación Triunfo.
OT El Reencuentro
2011 fue el último año de TVE como líder de audiencia en España, con un 14,5% de cuota de pantalla, cediéndole el liderazgo a Tele 5 a partir de 2012. Paralelamente, se produjo un envejecimiento de la audiencia de la cadena pública, cuya fidelización principal se encontraba en los mayores de 64 años.
En esta coyuntura, Operación Triunfo regresó a TVE, adaptado al contexto actual desde el punto de vista de su estrategia transmedia.
El 16 de octubre de 2016, quince años después de la primera edición de Operación Triunfo, TVE emitió OT El Reencuentro, tres programas especiales en formato documental y un concierto en los que se reunió a los 16 concursantes de la primera edición para recordar las vivencias de su paso por el programa. El tono nostálgico de las tres entregas y la posibilidad de revivir la primera edición de OT con sus protagonistas despertaron el interés de la audiencia.
Los programas obtuvieron una cuota de pantalla media del 21% con una audiencia mayoritaria de entre 25 y 44 años, correspondiente a la audiencia juvenil de la primera edición del programa. Paralelamente, los especiales alcanzaron una gran notoriedad en redes sociales.
Recuperar la audiencia juvenil
En estos momentos, el 86% de los jóvenes entre 16 y 29 años emplea el teléfono inteligente, mayoritariamente para conectarse a las redes sociales. Además, el 98% de los espectadores nos conectamos a internet mientras vemos televisión. Por ello, la nueva edición de OT tenía que contar con una marcada estrategia transmedia para llegar a un público juvenil indisolublemente ligado a las redes sociales, la multipantalla y un consumo audiovisual asincrónico.
Con esta finalidad, el primer planteamiento fue obtener la mayor difusión posible del regreso de Operación Triunfo y generar expectación entre los seguidores y potenciales seguidores antes de que comenzase la emisión del programa. Una vez conseguido este primer impacto, hubo que aumentar el número de seguidores y conservar su interés en el programa.
Esto se hizo generando el máximo contenido posible para mantener el engagement de los fans y creando la necesidad de acceder a cada vez más material relacionado con el formato. Estos contenidos se ponían a disposición de los usuarios de manera inmediata, lo que les confería un valor mayor.
Esta inmediatez fue crucial para el éxito del programa, como también el libre acceso al material audiovisual del concurso a través de YouTube: el canal 24 horas de OT 2017 registró 85 millones de visualizaciones durante los meses que el programa estuvo en emisión, según fuentes de TVE. Durante la duración del programa, algunos de los contenidos compartidos en YouTube se viralizaban en pocos minutos.
Paralelamente, las redes sociales contribuyeron de forma decisiva a la expansión del formato más allá del ámbito televisivo generando un interés cada vez mayor entre los usuarios, a través de diferentes estrategias:
1-Creación de cuentas y perfiles oficiales en redes sociales tanto del programa como de los concursantes.
2-Publicaciones que mostraban el día a día de los concursantes en la academia.
3-Interactividad. A través de las redes sociales, los seguidores podían interactuar con los propios concursantes y también con el programa y, cuando los concursantes abandonaban la academia, mantenían activos sus perfiles y cuentas oficiales.
4-Hashtags asociados al programa, llamadas explícitas a conversar en redes sobre el programa y una oportunidad de llegar a un público que no estaba dentro del alcance inicial previsto por la cadena.
5-Comunidades de fans.
6-Informaciones relevantes comunicadas a través de las redes sociales.
Mención aparte merece la creación de una aplicación específica para el programa, gratuita, que ampliaba las posibilidades de interactividad de las redes sociales. Adquirieron también especial relevancia la plataforma web PlayZ, con contenidos exclusivos relacionados con el programa, como entrevistas a los concursantes o vídeo-encuentros con los finalistas del concurso, y la propia web de RTVE, con una amplia variedad de material audiovisual relacionado con el programa.
El futuro de los contenidos transmedia
Resulta innegable que Operación Triunfo 2017 ha sentado las bases de un nuevo modelo televisivo en el que los espectadores reconvertidos en usuarios buscan interactuar con los contenidos y crear nuevos a partir de un relato audiovisual estructurado a través de diferentes plataformas. De esta manera se reformula el modelo de convergencia de medios de la primera edición de Operación Triunfo, pero con una marcada estrategia transmedia que facilite el acceso a los contenidos y promueva el fenómeno fandom.
¿Han repercutido estas acciones en la audiencia lineal, concretamente en la audiencia juvenil? La respuesta es afirmativa. Habrá que esperar para comprobar si este éxito puede repetirse en otros formatos.
Nàdia Alonso López, Associate professor, Universidad Politécnica de Valencia
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
Si desea leer una versión más amplia de este artículo, está publicada en la Revista Telos, de la Fundación Telefónica.