En 2010, nos llegó una fabulosa aventura sobre la improbable amistad entre un joven vikingo y un impredecible dragón, que conquistó los corazones de millones de espectadores, entre los que me incluyo. Su título, era “Cómo entrenar a tu dragón”, y como ya comenté en mi crítica (aquí), poco podía imaginar que estaríamos ante una película épica y única en su especie.

Cuatro años después, no llegó una secuela muy inferior (crítica aquí), que, aunque no era mediocre ni una pérdida de tiempo, sí suponía un notable paso atrás con lo conseguido hasta el momento.

Pues bien, cuatro años (y medio) después, se atreven con una tercera entrega, que cierra la historia de los carismáticos e imperecederos Hipo y “Desdentado”, en un adiós emotivo y mágico. Por lo tanto, misión cumplida. Pero vayamos por partes.

Antes de empezar en el meollo de la cuestión, recalcar que en su momento se anunciaron seis entregas de la saga, lo cual habría sido un total error, y me alegra mucho que lo hayan dejado así, en un trilogía llena de magia y más que correcta, que no llega a magistral por la decepción de su segunda entrega.

Empecemos por la animación, la cual ha mejorado mucho y resulta fascinante, sobre todo cuando se utiliza fuego o hay momentos de acción. Se nota el presupuesto y las ganas de impresionar al personal, y la verdad es que, en ese aspecto, poco tienen que envidiar a Disney.

En cuanto al guion, tenemos una lograda historia, que nos presenta a un nuevo villano (lo de su doblaje lo comentaré unos párrafos más abajo) mucho mejor que el olvidable de la anterior entrega, que no tenía fundamento ni gracia, siendo un personaje interesante, con sus matices y sus motivaciones.

Por otro lado, los dos protagonistas siguen siendo los de siempre, es decir, geniales, y se agradece que se le haya devuelto parte del protagonismo a “Desdentado”, ya que, como comenté en mi crítica de la secuela, se le quitaba protagonismo en pos de otros secundarios de carne y hueso, cosa que aquí no ocurre.

Y hablando de secundarios, si bien es cierto que algunos pierden bastante protagonismo (como la Madre o Bocón), otros lo ganan, como los amigos de Hipo, a cada cual más hilarantes y con momentos humorísticos más que logrados. Y es que la comedia siempre ha funcionado en esta saga, gracias a unos personajes divertidos y cuidados. A destacar el personaje de Astrid, muy bien dibujado y a la altura de su protagonista, con una evolución de ambos impresionante.

No lo retrasemos más… el doblaje del villano: Melendi. Este buen hombre (por si me está leyendo alguien que no es de España), es un cantante, cuya música me agrada tanto como una patada en las partes bajas. Pues bien, algún iluminado ha decidido que tenía sentido que hiciese la canción de la película (primer error), y que, para más inri, doblase al gran villano, restándole toda amenaza o fuerza al personaje.

No obstante, en honor a la verdad, al final te medio acostumbras, y toca asumirlo, pero es que en versión original tienen a un actor de la talla de F. Murray Abraham, y aquí tenemos esto. No es culpa de la película, es culpa de la distribuidora, y cada vez que habla el personaje te saca bastante de la historia. Esto daría para un eterno debate en el que gente no especializada en el tema (es decir, doblar), no deberían jugar a serlo, pero mejor dejarlo para otro momento.

En cuanto a los momentos emocionantes de la película, los hay, y muchos, sobre todo su final, que no entraré en que se parezca al de otra reciente secuela de animación o que los trailers y fotos lo hayan destripado sin pasión, porque sería spoilers. Solo os diré que es el final de un camino emprendido hace 9 años, y que el desenlace, aunque triste (y quizás algo agridulce), es más que satisfactorio.

Por lo que respecta a la banda sonora, cortesía, de nuevo, de John Powell, se agradece que haya innovado y aportado nuevos temas, pero jamás alcanza la maestría de la primera entrega (cuya banda sonora, repito, es una pieza única), pero sí supera a la de la segunda. Menos es nada.

En conclusión, no esperaba mucho de esta tercera parte, debido al impacto (negativo) de la segunda, pero la verdad es que es superior a aquella, pero jamás logra alcanzar el nivel de obra maestra que es la original, y es que eso es misión imposible. No obstante, estamos ante una entretenida aventura y un satisfactorio cierre a una amistad imborrable. Muy recomendable si habéis disfrutado con estos personajes en algún momento de vuestras vidas. Seguramente, la primera gran película del año.

Gracias por todo, Hipo y “Desdentado”. Siempre estaréis en el corazón de un servidor y jamás se os olvidará.

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