María Dolores de Cospedal ha anunciado esta tarde emocionada su decisión de no continuar en el Partido Popular como secretaria general. La exministra de Defensa, expresidenta de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y secretaria general del Partido Popular, deja por tanto la política dentro del partido. Lo hace a un día de saberse el sucesor victorioso de las primarias elegido por los compromisarios, o Soraya Sáenz de Santamaría o Pablo Casado.
María Dolores de Cospedal (Madrid, 1965) está ligada al pasado inmediato del Partido Popular. Ha tenido muchos muchos cargos: diputada, senadora, Secretaria de Estado, Presidenta autonómica y Ministra. Comenzó y se hizo famosa con el gobierno de Esperanza Aguirre, donde fue Consejera de Transportes e Infraestructuras. Sin embargo, no se hizo delfina de esta última, sino de Mariano Rajoy, que la aupó al cargo de secretaria general, primer cargo en la historia ocupado por una mujer. Alineada con la línea dura del partido, cambió posicones y se mostró favorable entre otras cosas al matrimonio homosexual. Su decisión de tener un hijo por inseminación artificial fue en su día muy comentada en el seno del partido.
Su breve estancia al frente de Castilla-La Mancha duró solamente una legislatura. Un pacto de Podemos con el PSOE llevó a Page a volver a instalarse en Toledo. Se le acusa se haber recortado la sanidad y la educación de la comunidad autónoma, aunque también de haber salvado las cuentas públicas que heredó de Barreda.
Cospedal tuvo que lidiar con el caso Gürtel entrevistada por muchos medios. Su tibieza y desconcierto ante las revelaciones de El País y el Mundo de los llamados “Papeles de Bárcenas” la llevaron a perder el respeto y la seriedad de sus oyentes. No parecía entender la gravedad de los asuntos ni reconocía responsabilidad alguna. La situación llevó a la plana mayor del partido a cambiar su política y a acusar a Bárcenas de ser un “sinvergüenza” y optaron por echar mugre al extesorero. Ese desgaste sin embargo lo intentó canalizar la exministra apelando a su fidelidad al partido en los momentos más turbios como clave para ganar las primarias (pues ella era la favorita junto a Santamaría para ganar): sin embargo el joven Casado le robó el protagonismo.
La enemistad con Sáenz de Santamaría ha llevado al partido a una crisis sin precedentes: desde hace años Moncloa y Génova han discutido y peleado por cuotas de poder más altas en cada legislatura y gobierno particular. Mariano Rajoy trató sin éxito de mediar entre ambas repartiendo el poder equitativamente para no perder a ninguna, y tratando al mismo tiempo de coronar a su sucesor, Alberto Núñez Feijóo. Por alguna razón ignora (o un supuesto chantaje) Feijóo declinó la tentadora oferta de dirigir el Partido Popular y ambas, Cospedal y Santamaría, dieron el paso nacional para arrebatar influencia a la otra. Ahora esa misma enemistad puede pasarles factura: Santamaría puede perder si Casado consigue, como parece, el apoyo de los compromisarios cospedalistas, aunque ella sea la “lista más votada”, soflama muy repetida los últimos tiempos. Cospedal así, con su perfil tecnócrata y demasiado pegada a Rajoy, va a quedar relegada a un papel secundario sine die, pues su único futuro posible consiste, otra vez, en ponerse de perfil del nuevo líder popular, esperando órdenes incómodas. Por supuesto, si gana Soraya, sabe que su destino es nulo.