No sabía nada de este proyecto, hasta que ha llegado a España alabada por buenas críticas, que la comparan con el mejor cine de los 80 y los 90, y con producciones infantiles de la factoría Amblin, que se dice pronto.

A pesar de las favorables críticas, la película ha sido un completo fracaso (16 millones de dólares en USA y 30 mundiales, y sin saber presupuesto, estoy seguro que ha costado bastante más que eso), y seguramente sea porque no la han sabido vender bien, ya que, en efecto, estamos ante una estimable película de aventuras que hace recordar tiempos mejores.

Su responsable es el mismo de “Attack the Block”, que es una película de culto (o eso dicen), estrenada hace unos años, y que, sinceramente, y a pesar de algún momento inspirado, a mí me dejo bastante indiferente. Afortunadamente, no es el caso de esta propuesta.

La dirección está más que lograda, y desconozco cuánto se habrán gastado, por lo que no puedo entrar a valorar si vale lo que se ve en pantalla, pero todo luce bien, jamás impresionando, pero sí cumpliendo con creces. Buena utilización de los escenarios y gran idea no abusar de los efectos visuales, como hacen tantas otras producciones.

En cuanto al guion, la historia es la de siempre, pero hay un esfuerzo por intentar aportar algo nuevo. No obstante, ninguna queja en que parezca una película de la época dorada de los 80 (y los 90). Todo lo hemos visto ya, pero la película logra tener su propia entidad. Eso sí, hay algunos personajes algo desdibujados, pero la película cuenta con su propio corazón y magia.

Respecto al reparto, todos cumplen. Quizás se echa de menos más minutos para Patrick Stewart o Rebecca Ferguson (como villana), ya que están un poco desaprovechados, aunque se entiende ya que son invitados de lujo, más bien. Mención especial al niño protagonista, Louis Serkis, hijo de Andy Serkis (Gollum), y a Angus Imrie (como un joven Merlín), que aporta humor y frescura a la película.

El resto de elementos, como montaje, banda sonora y efectos especiales están a la altura de un producto de estas características.

En conclusión, estamos ante una entretenida película de aventuras, que no es ninguna obra maestra (ni mucho menos), pero sí un producto emocionante y que cumple su cometido, y que, de haberse estrenado hace 30 años, seguramente sería un clásico instantáneo, pero ha llegado en una época donde todo está vendido y ya (casi) nada impresiona.

Una pena que haya pasado desapercibida, ya que, aunque no es ninguna maravilla, merecía una mejor suerte, cuando hay productos mediocres que sí triunfan y a los que el público no da la espalda. Si te gusta el cine familiar o infantil de los 80 y los 90, dale una oportunidad.

 

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