En primer lugar cabe decir que me parece un pecado saber algo de esta película antes de verla, por eso aquí únicamente leerás lo estrictamente necesario sobre la cinta.
Darren Aranofsky siempre ha sido un director rompedor y peculiar, y pesé a que en su carrera tenga un par de “tropiezos” se podría decir que cuenta con una filmografía excelente, entre la cual destacan películas como “Requiem por un sueño (2000)”, “El luchador (2008)” o “Cisne Negro (2010)” -por la cual fue nominado al Oscar como mejor director-. Pero en 2017 este director (aún teniendo una carrera muy consolidada) estrenó una de las películas más extrañas, agobiantes e inentendibles que he visto nunca; ”Madre!”. La cinta fue nominada por los Premios Razzie (los anti-oscar) a peor actriz principal (Jennifer Lawrence), peor actor de reparto (Javier Bardem) e incluso el mismo Aranofsky fue nominado a peor director.
La pregunta es ¿Como una película que cuenta con este gran director, con el gran Bardem y con Lawrence a la cabeza puede haber sido tan mala? La respuesta es simple; nuestra forma incorrecta de entender el cine.
A menudo oigo a gente quejarse del cine de terror actual y su amor por los jumpscare, es un argumento que entiendo y comparto. El cine de terror debe crear ansiedad real; que te cojas al asiento y que tengas ganas de cerrar los ojos y no abrirlos hasta oír como se ha acabado todo. Son sensaciones aparentemente negativas, pero a la vez muy satisfactorias y necesarias. Partiendo del punto que el cine de terror para ser bueno debe crear una sensación de malestar o desagrado en el espectador podemos aplicar esta lógica a todos los géneros cinematográficos; el drama te debe hacer sentir mal y vacío, el romántico te debe hacer sonreír como un idiota, la comedia te debe hacer reír de verdad y repetidamente. Y esta regla parece ser aceptada por todo el mundo hasta que de repente nos encontramos con “Madre!”, una película que podría entrar en thriller, drama o terror, pero que realmente no hace falta clasificar en ninguno de estos géneros, tiene personalidad suficiente como para crear sus propias sensaciones en el espectador sin necesitar mirar a ningún referente o fórmula ya creada.
(En mi humilde opinión este tráiler no representa para nada la película, ya que es presentada como un film mas de terror que para nada lo es)
Las malas críticas se deben en cierta parte a que la película no busca en ningún momento agradar al espectador, ni hacerle sentir cómodo. Busca agobiarle, causar ansiedad, desagrado y confusión, y lo consigue de manera brillante. Es inevitable querer desviar la mirada, retorcerte de la rabia o incluso salir de la sala y no querer saber nada más de la película a la vez que te es imposible marcharte y dejar a medias esto, y por eso estas películas hacen que el cine sea un medio maravilloso. Es humano sentir desagrado o angustia, son sensaciones que todos tendremos alguna vez en la vida y que una película lo consiga transmitir de forma tan efectiva la hace mágica.
Y no, esta película no solo se basa en transmitir sensaciones desagradables a puntapié al espectador, sino que busca un significado para todo lo que cuenta.
Cada día el cine de Hollywood busca más historias simples y sin necesidad de una reflexión tras ella, pero esta película busca de forma muy concreta que haya un mensaje y un significado tras ella, un significado que mientras avanza la trama no puedes parar de intentar averiguarlo, y pesé a que no lo consigas (como fue mi caso), no deja de ser interesante las conclusiones a las que eres capaz de llegar tú solo.
Con esta película Aranofsky ha demostrado lo que es dominar las metáforas, y lo ha hecho con nota. Si el cine se define como arte, esta película para mí es arte, así que gracias Darren Aranofsky y a todos esos directores que buscan arriesgar y romper las mentes de los espectadores.