1. Antes de empezar la crítica, conviene que deje algo bien claro: AMO LA NAVIDAD.

Esto es así desde siempre, y por lo tanto, adoro las películas navideñas, claro está, siempre y cuando cumplan unos requisitos mínimos de calidad (con que entretenga me parece más que suficiente). Por lo tanto, siempre es bienvenido un proyecto navideño que regale ilusión y diversión.

En el año 2000 nos llegó la adaptación de “El Grinch”, dirigida por el irregular Ron Howard, y protagonizada por Jim Carrey (que ahora está de vuelta con la genial serie “Kidding”, que os vuelvo a recomendar), que no gustó a casi nadie y acabó siendo, decididamente, mediocre, eso sí, a pesar de un gran maquillaje y decorados. Hoy día, pocos la recuerdan.

Dieciocho años después nos llega esta nueva adaptación, a cargo de Illumination, capaz de películas entretenidas (aunque correctas sin más), como la primera de “Gru (Despicable Me)” o “Mascotas (Pets)”, como de lo peor, como la tercera entrega de “Gru” o el spin-off de “Los Minions”.

Conviene destacar que la película ha arrasado en USA, pero ha recibido críticas bastante negativas. ¿En qué lugar habrá quedado esta nueva película, viendo los antecedentes de la productora?

Pues ya os lo confirmo: en el puesto de las películas sin sustancia y totalmente prescindibles, pero como siempre, vayamos por partes.

La animación de la película es fabulosa, desde los personajes hasta los escenarios, no teniendo que envidiar nada a otras producciones con más presupuesto. Hasta ahí, bien. Pero es que la historia es la misma de siempre, ya que no innovan, y si has visto la adaptación del año 2000, te la sabes de cabo a rabo. No hay sorpresas, no hay originalidad, no hay emoción. Al finalizar el visionado te quedas igual que estabas al empezarlo.

Pero es que al menos la película de Carrey tenía un punto de mala baba, que dotaba al “villano” de una motivación y un verdadero odio hacia los ciudadanos del pueblo. Aquí nos presentan a un Grinch edulcorado y que no tiene maldad en ningún momento. Sí, resulta entrañable (sobre todo su perro Max, lo mejor de la película), pero eso hace que no haya drama ni intensidad en toda la película, sobrando azúcar por todo. Un relato de estas características necesita un mensaje, y si el personaje y “villano” principal no tiene maldad al principio, no hay evolución ni moralina final.

Y sí, seguramente los niños la disfruten (aunque pienso en los de menos de 5 años), pero los adultos se van a quedar fríos, ya que, a pesar de las buenas intenciones, la película no tiene alma, identidad propia o algo que la haga destacar. Es más de lo mismo, y el mensaje es de sobras conocido por todos. No hay nada nuevo, y la pereza puesta en el proyecto (que no en la animación) se nota por los cuatro costados.

En cuanto al doblaje, en versión en inglés se ha prestado el gran Benedict Cumberbatch (Doctor Strange o Sherlock para los amigos), que ya me dirás tú qué hace por aquí… y en España nos llega con el doblaje de Ernesto Alterio. Ambos actores están muy por encima de un producto de estas características, es decir, flojo. Espero que el cheque haya sido jugoso.

En conclusión, estamos ante una película innecesaria, predecible y floja, que puede que llegue a gustar a los más pequeños, pero que no aporta nada al cine infantil y de animación ni al panorama navideño. En unos años la habremos olvidado. De todas formas, se veía venir. No perdáis el tiempo.

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