Los investigadores lo han dejado claro como nunca antes: hay agua helada en la superficie de la Luna. Concretamente, en varios depósitos de hielo ubicados en los polos norte y sur, seguramente muy antiguos.
La Luna está “solo” a unos 384.000 kilómetros de la Tierra. Pero allí las temperaturas en la superficie son extremas y oscilan desde un calor asfixiante de unos 100º C hasta un gélido frío de -150º C, dependiendo de por dónde brille el Sol. La clave está en que existen regiones, las polares, que permanecen permanentemente en sombra. En esos oscuros y fríos lugares, el hielo de agua se acumula sin peligro de ser fundido por nuestro astro rey. ¿Cómo es posible? Debido a que la Luna está inclinada sobre su eje, aproximadamente, 1.54 grados, hay lugares en los polos lunares que nunca ven la luz del día.
Conocíamos el resultado del estudio hace unos días, cuando apareció publicado en la revista científica estaodunidense Proceedings of the National Academy of Sciences. El equipo, dirigido por Shuai Li de la Universidad de Hawai y la Universidad de Brown, con la colaboración del Centro de Investigación Ames de la NASA en California, buscó evidencias entre los datos de la nave espacial Chandrayaan-1, que lanzó en 2008 la Organización de Investigación Espacial de la India.
El instrumento Moon Mineralogy Mapper (M3) a bordo de Chandrayaan, identificó tres huellas de hielo de agua en la superficie lunar. Según el estudio, la distribución de los depósitos de hielo es fragmentaria. En el polo sur lunar, la mayor parte del hielo se concentra en cráteres. En el polo norte, el hielo de agua es más escaso y más extenso.
Los científicos ya sabían que el subsuelo lunar no está completamente seco. Desde la década de 1970, han intentado comprender cuánta agua hay en la Luna, dónde está y de dónde viene. Las misiones Apolo 15 y 17, que aterrizaron cerca de zonas de actividad volcánica, recogieron muestras de suelo que contenían agua. Según parece, todas las rocas ígneas de la Luna -aquellas que se forman cuando el magma (roca fundida) se enfría y se solidifica- son ricas en agua.
En el año 2009, un impactador lanzado por el satélite de observación y detección del cráter lunar de la NASA (LCROSS) arrojó un montón de agua al espacio, tras estrellarse contra una región permanentemente sombreada del Cráter Cabeus, cercano al polo sur de la Luna. Y en 2010, los científicos observaron más de cerca otras rocas lunares recogidas y encontraron más huellas de agua en un mineral llamado apatita. Fue entonces cuando los geólogos comenzaron a tener la seguridad de que el agua lunar es un elemento mucho más común de lo que se sospechaba.
Sin embargo no quedaba claro dónde, exactamente, estaba el hielo. A pesar de que varios instrumentos han detectado prometedores atisbos de hielo lunar a lo largo de los años, dichas conjeturas no habían sido confirmadas hasta el momento.
El descubrimiento de estos ocultos depósitos de agua helada superficial, es un hallazgo importante que confirma las sospechas e ilusiona a los protagonistas de la carrera espacial. Contando con este manto de hielo de unos milímetros, se abren nuevas perspectivas para próximas expediciones a nuestro satélite e incluso asentamientos futuros.