“The Fast and the Furious” es una saga que comenzó en 2001 (que se dice pronto) y que ha sabido reinventarse a sí misma. En la quinta entrega nos presentaron al personaje de Hobbs, interpretado por el siempre carismático Dwayne Johnson. En la escena post-créditos de la sexta entrega, se nos presentó a un nuevo villano, Shaw, interpretado por el siempre convincente Jason Statham, siendo el enemigo en la séptima y aliado en la octava.

En esta última entrega de la saga, ambos personajes compartían un pique constante, con clara herencia de las “buddy movies” de los ochenta y los noventa, que tan buenos resultados dieron. De hecho, la química y las escenas de ambos fueron lo mejor de aquella cinta, y parece que los responsables de la saga tomaron buena nota de ello, porque un par de años después, nos encontramos con un spin-off protagonizado por ambos.

Por cierto, recientemente os he traído un especial de toda la saga (las ocho películas), aquí, por si os interesa.

Pues bien, tenía muchas expectativas depositadas en esta nueva entrega, ya que los dos actores son dos astros del cine de acción contemporáneo, y verlos de nuevo, cara a cara, era un aliciente más que prometedor en lo que podría haber sido la mejor cinta de la saga, con permiso de Diesel. Ya os adelanto que no es el caso.

Quizás las altas expectativas me hayan jugado una mala pasada, y aunque debo recalcar que la película me ha gustado y me parece un entretenimiento más que correcto, voy a ser más duro con ella, porque lo tenía todo para ser un gran triunfo de película, y al final, se ha quedado a medias.

Por un lado, tenemos la dirección de David Leitch, uno de los responsables de la estupenda “John Wick” (la primera), también director en solitario de la fallida “Atomic Blonde” o de la fabulosa “Deadpool 2”. Creo que esta última es muy superior a lo visto en esta entrega que nos ocupa, ya que las escenas de acción no son tan impresionantes ni logradas, y quizás sólo destacaría el clímax y enfrentamiento final, como algo digno de recordar.

Se trata de una de esas películas que si se hubiesen estrenado hace treinta años (con menos recursos, claro está) sería un clásico instantáneo, pero que, hoy en día (donde, prácticamente, todo está visto), no sorprende ni emociona. He leído que se han gastado la friolera de 200 millones de dólares en la película… Pues es una torpeza por parte del director, y creo que casi todo se ha ido a las arcas de Johnson y Statham, porque tanto dinero no luce en la película (hay menos escenas de acción de las esperadas).

Otro gran problema es que casi todo (lo bueno) se podía apreciar en los trailers. Si no voy mal, desde Universal, en un movimiento totalmente estúpido y erróneo, sacaron hasta cuatro. Yo sólo quise ver el primero (redondo y que dejaba con ganas de más), pero ya sabemos como son los cines, y me comí el segundo. Pues una vez visto, lo lamento, ya que muchas sorpresas y momentos divertidos están en esos trailers, y el factor sorpresa se esfuma por completo.

También considero que la duración es excesiva (más de dos horas), ya que la película, aunque entretenida, se hace un poco larga y creo que le sobraban un par de minutos, desde luego. En conclusión (respecto a este apartado), la dirección es correcta, pero creo que el director se podría haber desmelenado un poco, y también creo que los espectadores merecíamos una cinta de acción alocada y sin complejos como su anterior trabajo (“Deadpool 2”, para los despistados). Al final no es tan burra como debería haber sido.

Respecto al guion, creo que es un acierto traer un tono diferente del resto de películas y recoger y plasmar lo mejor de la octava entrega, con el dúo protagonista discutiendo a cada rato. Lamentablemente, eso sólo sucede en un par de ocasiones (y en momentos, de nuevo, destripados por los excesivos trailers), quizás eclipsados por el personaje femenino, pero se hubiesen agradecido más chascarrillos desternillantes y frases lapidarias. Faltan, y se nota, ya que si vas a hacer un homenaje al cine de acción de antaño, hazlo bien. Al final, lo que nos queda, es una declaración de intenciones que no cumple con lo prometido.

Por otro lado, la cinta tiene un tono desenfadado (que se agradece), y personajes carismáticos (más bien el trío protagonista que no el desganado villano, que ahora iremos con ello), pero también es predecible y muy tópico todo lo visto en ella. Tenían algo grande, y de nuevo, se ha quedado en algo correcto.

En cuanto al reparto, qué decir de Johnson y Statham. Ambos son fabulosos actores (sí, podéis recoger los ojos del suelo… actores), más que carismáticos, y que tienen ganado cada dólar que han cobrado, ya que ellos son el alma y corazón de la película, y lo que la justifica. Juntos hacen que no echemos de menos (en ningún momento) al bueno de Vin Diesel (que para un servidor está por debajo de estos dos), y que cumplen su cometido como personajes cómicos y exagerados que deben salvar el mundo.

No obstante (y esto es una crítica al guion, no al actor), este Statham no es el de la sexta ni la séptima entrega, ya que la película se esfuerza en hacernos olvidar que fue un villano en las anteriores (el recuento de inocentes asesinados por él es importante en dichas películas), y nos lo presentan como un héroe más. No me parece mal del todo, pero creo que debe haber un poco de cohesión y sentido respecto a lo visto hasta el momento, por mucho que se quieran distanciar de ese pasado.

En cuanto a Vanessa Kirby, cumple a la perfección como nuevo personaje, y está lo suficientemente bien dibujada para que no sea el típico interés romántico o la damisela en apuros. Se agradece que sea algo más, y que no esté para hacer babear al hombre neandertal. Van aprendiendo.

Me sabe mal por el (casi) siempre genial Idris Elba, pero es que le han dado un villano flojo y sin matices, y creo que es demasiado buen actor para desaprovecharlo en un personaje tan insulso y que hace las funciones de enemigo a abatir. Este actor merece papeles mejores, aunque creo que los villanos no son lo suyo (como le sucedió en “Star Trek”). Una pena.

Mención especial a las apariciones especiales, que, obviamente, no voy a desvelar. Y por cierto, no os vayáis hasta el final, ya que hay tres escenas post-créditos. Marvel ha asentado las bases y lo tenemos que aceptar. Yo estoy encantado.

En fin, estamos ante una entretenida cinta de acción, con pequeñas dosis de humor, que no sabe explotar su mejor baza (el enfrentamiento entre sus dos protagonistas), y que podría haber dado mucho más de sí. No está entre las mejores de la saga y se queda a medio gas, aunque se agradece el intento.

Se insinúa una nueva saga (La Roca no volverá a ninguna más con Diesel, confirmado) protagonizada por estos dos entrañables personajes. Sólo espero que se solucionen los errores de esta primera parte, y se exploten mejor las posibilidades y lo que tienen entre manos.

De momento sólo puedo deciros que si os gusta el cine de acción, la saga “Fast & Furious” o sus protagonistas, seguramente salgáis encantados. Quizás mi error haya sido exigirle más a un producto que ofrece lo mismo de siempre. No perderé la esperanza. Veremos qué nos depara el futuro.

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