Este año se ha estrenado una película independiente española que ha pasado sin pena ni gloria por las salas españolas (como suele ocurrir cuando no se trata de la típica comedia con Dani Rovira… y ni aún así), pero que cosechó muy buenas críticas por parte de muchos “profesionales” del medio.

La he descubierto “gracias” a la promoción de Netflix, que es quien ha adquirido la película y la ha ofrecido como un largometraje innovador y único…

Pues bien, Netflix es un escaparate de estos productos independientes sin suerte, y la verdad es que lo aplaudo y me parece una decisión acertada, aunque con matices. No debemos olvidar que Netflix es una plataforma destinada, no sólo a amasar millones, sino también a entretener, y trayendo rarezas y experimentos como el que nos ocupa, lo único que se consigue es cabrear al espectador y terminar con su paciencia.

Y es que estamos ante un debut aburrido y sobrevalorado, que no aporta absolutamente nada al panorama cinematográfico (ya sea español o mundial), y que acaba siendo una pérdida de tiempo, demasiado larga y olvidable. Pero vayamos por partes.

El director y el escritor son el mismo. Muchas voces hablan de un maravilloso debut, pero os juro que yo no lo veo por ningún lado. Sí, la película tiene algún plano y diálogo interesante (así como algún personaje algo logrado), pero realmente nada nuevo luce bajo el sol, y en muchos momentos se nota el bajo presupuesto, que ojo, no me parece mal, pero tampoco veo la calidad técnica por ningún lado.

Por otro lado, la historia es extraña, y se queda en tierra de nadie, ya que no se sabe muy bien qué quiere transmitir, e intenta mezclar situaciones cotidianas con momentos supuestamente poéticos. Algún iluminado/a ha dicho que la película tiene ecos de Lynch… Para soltar tal afirmación, se basa en una escena de cinco minutos. Eso es todo amigos (no os dejéis engañar).

Otra estafa es que digan que estamos ante una comedia. La verdad es que me cabrea, y mucho, que haya películas sin ninguna gracia (ni intención de ello) y que se las tilde de comedias o divertidas, cuando estamos ante un drama con algún toque de thriller.

Por otro lado, se nota la torpeza del debutante director, ya que la película dura casi dos horas demasiado largas, cuando en ochenta minutos podría haber contado lo mismo, ya que casi hasta la media hora final no pasa absolutamente nada, y todo son planos vacíos de Barcelona y silencios que no aportan nada. Lo que comúnmente se denomina, mal cine independiente. Estamos ante un tostón, eso seguro.

Pero no todo es malo, ya que el reparto cumple (no todos, ya que hay alguna actuación que tela…) y el actor protagonista se entrega a su personaje, que tiene bastantes matices. Algo es algo.

En conclusión, estamos ante un producto pedante y prescindible, ideal para aburrir a las ovejas, y que no debería haber terminado en Netflix, ya que si su objetivo es llegar a más gente, dudo que este sea el camino, porque no me imagino a los usuarios de la popular plataforma con su filmografía de Malick en la estantería y un libro de filosofía en la mano.

No sólo es un mal debut, también es una de las peores películas del año. No vuelvo a caer, Netflix.

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