Google puede haber dado un punto de no retorno y haber creado un hito histórico. Su terminal doméstica Home reacciona oralmente a indicaciones humanas con un amplio alcance de sonido y coordinándose con otras unidades dispuestas por ejemplo a lo largo de una casa. Así es posible a golpe de voz hacer que suene jazz o Los 40 principales sin más complicaciones que alzando la voz y pidiéndolo. Ambientar la casa, buscar podcasts o poner la radio es tan sencillo que describirlo es poético. Home también se convierte en Wikipedia y en Google Traductor sin necesidad de ningún contacto físico (salvo en la instalación). Preguntar cómo se dice “hola” en japonés o quién fue Napoleón lo convierte en una herramienta rápida y cómoda para niños.
Aunque todavía carece de la capacidad telefónica este aparato puede revolucionar la vida de discapacitados y gente mayor facilitando la información sobre teléfonos, direcciones, conocimientos en general o ayudándoles a controlar sus horarios. Las aplicaciones son casi infinitas y recuerda con inquietud a un capítulo de Black Mirror, aunque en positivo.