Desde que se anunció este proyecto de terror, tuve curiosidad en él. Producida (y escrita, junto a otros) por Guillermo del Toro, la película es una adaptación de una popular novela, que recopila relatos cortos de terror.
Una vez las críticas han sido más que favorables, me he decidido a pasar por los cines para comprobar si esta nueva producción de terror estaba a la altura de los positivos comentarios o era un bodrio digno de directo al videoclub (que a primera vista es lo que parecía, y es que los trailers no le han hecho ninguna justicia).
Pues bien, puedo confirmar, con mucha satisfacción, que nos encontramos ante un cuento de terror clásico, tan efectivo como entretenido, y que, sin ser ninguna obra maestra (tampoco lo pretende) hace pasar un buen rato, que no es poco.
La dirección corre a cargo del mismo responsable de la estimable “La autopsia de Jane Doe”, que ya estaba muy bien dirigida. Se nota su mano firme, ya que hay una serie de “set pieces” la mar de logradas y espeluznantes, que están por encima de la media en lo que respecta al género. No obstante, en los momentos oscuros no se aprecia casi nada, aunque, afortunadamente, estos no ocupan todo el metraje, pero conviene recalcarlo.
La película sucede a finales de los 60, en plena era Nixon y con el conflicto de Vietnam de telón de fondo (lo cual no es casualidad y hay un importante mensaje sobre ello), estando la ambientación más que cuidada y hay bastantes homenajes a clásicos del terror, así como un tono (acertado) que apuesta más por la aventura y el toque juvenil, que no por lo visceral, así que no esperéis mucha sangre (o gore), porque no la hay.
Se nota la mano de Del Toro, ya que la película cuenta con una gran galería de monstruos, a cada cual más tétrico, y que harán las delicias de los aficionados al género. Si estuviéramos hablando de un producto de la saga Warren, tendríamos más de cinco “spin-off” sobre sus inquietantes criaturas.
En cuanto al guión, no han descubierto la pólvora, precisamente, pero hay un cuidado y cariño a la hora de contar la historia, y se nota que los responsables estaban realmente implicados en el proyecto, no siendo una película de terror al uso, destinada a amasar millones a costa de unos resultados mediocres. Vamos, el 80% del cine de terror reciente.
Los personajes están bien dibujados, y te preocupas por ellos, ya que tienen buenos diálogos y caen bien al espectador, como debe ser, ya que no son mera carnaza, de nuevo, como en casi todas las películas de terror.
Conviene confirmar que la película no da miedo (aunque sí tensión y hay algún momento muy “creepy” digno de recordar) pero es que es muy complicado lograrlo en los tiempos que corren, donde todo está visto. No obstante, creo que si se hubiese estrenado hace treinta años sería un clásico indiscutible del género.
En el reparto tenemos algún rostro conocido en lo que respecta a los adultos, pero son los jóvenes protagonistas quienes se llevan la palma, ofreciendo buenas actuaciones. Un buen casting, desde luego.
A destacar los efectos de maquillaje (maravillosos) y los efectos especiales, de los cuales no se abusa (como debe ser), haciendo que las criaturas que aparecen en pantalla sean realmente terroríficas.
Cómo último apunte, mencionar que es un error estrenar una película semejante en pleno verano (y más con la competencia que hay) cuando la trama sucede en Halloween y es perfecta para dicha festividad. Fallo de los productores. Sobra decir que esta película, aunque no da realmente miedo, es perfecta para dicha noche.
En conclusión, estamos ante una estimable cinta de terror, que, aunque no revoluciona el género, sí está por encima de la media, y ofrece un espectáculo clásico y entretenido, que no todos sabrán apreciar, pero que un servidor ha disfrutado, porque da más de lo que promete y siempre desde la humildad (se nota el poco presupuesto, pero a la vez se aprecia cada dólar invertido).
Una película de terror con su encanto y muy recomendable, que sabrás apreciar si te gusta el cine de terror clásico y te dejas los prejuicios en casa. No me importaría una segunda parte. Una grata sorpresa.