De pequeño me enseñaron que no tenía que morder la mano del que me ha dado de comer. Lección que Soraya, Cospedal y el resto del actual aparato del Partido Popular parecen desconocer. Los mismos que doraban la píldora a Aznar hace no tanto tiempo ahora reniegan de su líder como si fuera el demonio encarnado. Subyugados a la figura alargada de Mariano Rajoy, olvidan sus orígenes y el porqué o por quién han llegado tan alto en política.

tanto la ex vicepresidenta como la ex ministra de defensa formaban parte de su cuadrilla cuando el ahora hereje era Presidente de Gobierno

Como ha declarado recientemente el propio José María Aznar, tanto la ex vicepresidenta como la ex ministra de defensa formaban parte de su cuadrilla cuando el ahora hereje era Presidente de Gobierno. Como si de un estigma se tratará, demonizan la candidatura de Pablo Casado por según ellos estar avalada por el antiguo dirigente Popular. Ya pasaron esos tiempos en los que a los dirigentes del PP se les hacía el culo gaseosa al invocar la figura de Aznar. De ser idolatrado ha pasado a ser despreciado, evaporando todo veestigio aznarista del pasado. Como si el Partido Popular hubiera sufrido una catarsis en más de una década, el proyecto promulgado por el antecesor de Rajoy da señales de estar a años luz de la estrategia puesta en práctica en las últimas etapas.

Las apóstatasías de Aznar son tan surrealistas y esperpénticas como si Pedro Sánchez renegara de ZP o Pablo Iglesias de Julio Anguita. Los Populares han renunciado a todo referente o espíritu del pasado como consecuencia de que el aparato que gobierna Génova lleva años huérfano de ideología. No reconocen a nadie como su guía por la sencilla razón que, al estar carentes de ideas, no encuentran un modelo en el que fijarse. El PP me recuerda al niño pequeño indeciso que no sabe lo que quiere. A diferencia de Aznar, que, pese a no ser un intelectual, él sí que tenía un plan elaborado en su laboratorio de ideas,  Rajoy ha transformado al partido que heredó en una maquinaria sin alma creada para aglutinar votos, sistema al que tanto Cospedal como Santamaría pretenden dar continuidad. Al igual que su valedor, estas no ofrecen un proyecto para España: tan sólo ponen sobre la mesa más lubricante para que la maquinaria electoral del Partido Popular siga funcionando. Lo importante no son los valores, solo importa ganar.

Cosdpedal y Soraya no ofrecen un proyecto para España: tan sólo ponen sobre la mesa más lubricante para que la maquinaria electoral del Partido Popular siga funcionando.

Si Rajoy y su séquito han renegado de Aznar, no es porque el expresidente les haya dado la espalda, que también, sino porque despotricando y minusvalorando a su antecesor se ahorran mirarle a la cara y asumir que han vendido el alma de las siglas al demonio del oportunismo. El PP reniega de sus raíces en lugar de asumirlas. No solo de las que todavía están verdes, sino de las que dotaron al árbol podrido que es hoy de cuerpo y fortaleza, ese pasado franquista personificado en Fraga del que muchos parecen olvidarse. Desmemoriados como Maíllo que torean los orígenes franquistas del PP evocando a sus familiares muertos a manos de soldados del bando militar. Se parece mucho a la coartada típica del que dice que no es racista porque su mejor amigo es negro.

Quién olvida los orígenes, pierde la identidad. Personalidad que el PP ha escondido hasta convertirse en unas siglas sin sustancia, sin atractivo y sin ideas.

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