La saga de Rambo es difícil de calificar y diseccionar. La primera entrega está valorada como la mejor, al ser directamente un drama. Reconozco que es una cinta que jamás me ha maravillado como al resto de aficionados.

En un giro de 180 grados, Hollywood decidió que había nacido un nuevo héroe de acción, y la segunda entrega, con el regreso del personaje a Vietnam, cambió radicalmente de tono, siendo una cinta de acción de los 80 tan entretenida como del montón.

Lo mismo se puede decir de la tercera entrega, vapuleada injustamente, ya que cumple su cometido y no se le puede pedir más. En 2008 llegó la que para mí es la mejor entrega de la saga, la cuarta y que era una orgía de violencia y gore sin contemplaciones, siendo una fiesta para el amante de la buena acción. ¿Era una buena película? Seguramente no, pero se disfrutaba como la que más.

Pues bien, creo que pocos habían pedido una nueva entrega del señor Rambo, pero Stallone, que vive de las rentas (al igual que otros compañeros de profesión, que no es necesario mentar) ha pensado que era buena idea traer una quinta entrega que ha sido machacada sin piedad por los críticos y, sobre todo, por el creador del personaje. Increíble.

Una vez vista se entiende, y es que estamos ante un bodrio olvidable y fallido, y la peor de la saga, haciendo que el final del personaje tenga un regusto amargo, y convirtiendo (y esto que voy a decir son palabras mayores) a la quinta entrega de “Die Hard (Jungla de Cristal)” en una maravilla. Con eso os lo digo todo.

En esta ocasión, Stallone ha querido ceder las riendas del proyecto a otro individuo, y es algo que jamás entenderé, ya que creo que, a pesar de las limitaciones, hizo un gran trabajo de dirección en la cuarta parte. Quizás sean cosas de la edad, quién sabe. En esta última entrega, todo es rudimentario y, atención, apenas hay acción en la cinta, lo cual es un despropósito.

Muchos críticos han querido destacar los últimos quince minutos como lo único salvable de la película. No puedo estar más en desacuerdo, ya que no sorprenden ni fascinan, a pesar de la violencia y el gore empleado, siendo una suerte de serie B de directo al videoclub y que jamás llega al nivel del clímax de la cuarta entrega. No hay nada efectivo o que ofrezca algo novedoso. Todo está visto y tiene sabor casposo.

Se nota el poco presupuesto (aunque atención, se han gastado 50 millones de dólares en esto, que estoy seguro que les costará recuperar) y la falta de ambiciones, escudándose en el nombre de la película (y por lo tanto, en la marca) y ofreciendo un producto mediocre y perezoso.

El guion cabe en una servilleta (doblada por la mitad), siendo un remake inconfeso y bochornoso de otra famosa saga del señor Liam Neeson. Además, el film se compone de una hora y media donde sólo suceden cosas importantes en media hora, siendo generosos, con una trama sentimental y supuestamente emotiva, que se queda en tierra de nadie y es totalmente innecesaria. Relleno, lo llaman en mi pueblo.

Se nota que no sabían cómo justificar la vuelta a las armas del personaje, y la historia es endeble y patética, siendo indigna de una sala de cine. He visto productos de videoclub mucho mejor desarrollados y más logrados que esta memez sin gracia.

En cuanto el reparto, el señor Stallone ya no es el que era, y se niega a tirar la toalla (además de ofrecer una interpretación plana y con el piloto automático). Debido a ello el espectador tiene que pagar el pato y consumir bazofias de este calibre. En vez de intentarlo una vez más con un personaje que ya había tenido un maravilloso cierre en “John Rambo” (la de 2008), Sly se empeña, manchando el recuerdo de una saga que resultaba tan curiosa como entretenida.

Como bien dijo el creador de la franquicia en su crítica negativa al film, podrías llamar al protagonista de otra forma y no importaría. Este no es John Rambo, por muchas trampas que ponga y muchas cabezas que rebane, y Stallone tendría que haberse dado cuenta de que el guion no era bueno, aunque claro, esto sí es cortesía suya. Nada más que añadir, señoría.

Los españoles Paz Vega, Óscar Jaenada y Sergio-Peris Mencheta hacen lo que pueden con sus ridículos personajes (el de Paz Vega está metido con calzador y no pinta absolutamente nada), pero no salen muy bien parados. Creo que se han equivocado de entrega, y sólo espero que los cheques hayan sido bien jugosos.

En conclusión, estamos ante la peor película de la saga, que a pesar de su escasa duración (una hora y media) aburre y se hace lenta, y que no ofrece nada nuevo al panorama actual, siendo un bodrio infumable que no recomendaría ni a mi peor enemigo. Nada justifica su visionado y creo que no podría haber habido un cierre de saga más lamentable. Menudo año estamos teniendo. Adiós John Rambo… Merecías algo más.

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