No es ning煤n secreto que a los propios convocantes de la manifestaci贸n que este reciente domingo ha copado todos los titulares, no les result贸 agradable la noticia de que varias formaciones como La Falange u Hogar Social Madrid hab铆an decidido sumarse a la concentraci贸n.

Como era de esperar, las redes se incendiaron por parte de todos aquellos que vieron la excusa perfecta para meter a todos en el mismo saco y no esforzarse demasiado en buscar argumentos contra cada uno de ellos.

La estrategia era sencilla, el like f谩cil y el mensaje claro. Pero la realidad, sobretodo la de la sociedad, acostumbra a ser m谩s complicada.

Albert Rivera, l铆der de Ciudadanos, comparec铆a ante la multitud con banderas LGTB a sus espaldas que destacaban entre las rojigualdas. A lo largo de la manifestaci贸n se vislumbraban unas cuantas m谩s, quiz谩s con el objetivo de dejar claro a los nuevos invitados que su uni贸n para un determinado prop贸sito no implicar铆a la cesi贸n en muchos otros puntos en los que las distintas formaciones y organizaciones all铆 presentes difieren profundamente.

Tengo la suerte y el orgullo de conocer a uno de los j贸venes que sujetaban la pol茅mica bandera ante el tiro de c谩mara, dando la imagen que en seguida correr铆a por Twitter acompa帽ada de mensajes no demasiado amables.

Al parecer, dentro del colectivo que clama tolerancia y respeto, hay personas a las que les crispa que alguien piense distinto. Al parecer, dentro del colectivo que clama visibilidad, hay personas que no soportan ver su bandera ondeando al lado de la de su pa铆s. Y as铆, haciendo alarde de los valores m谩s contrarios a sus propias reivindicaciones, se mofaban e increpaban a una persona que no ha dejado ni un solo d铆a de luchar por sus derechos.

Me ha llevado esta situaci贸n, la que s铆 que es la verdaderamente hip贸crita, a reflexionar acerca de la libertad.

Dec铆an algunos usuarios de las redes que el n煤mero de asistentes al Orgullo superaba con creces el n煤mero de manifestantes del domingo. Supongo que puestos a dividir, a etiquetar y a considerar incompatibles ambos actos, estas personas habr谩n descontando de la primera cifra a aquellos que adem谩s de enorgullecerse de su sexualidad lo hicieran de su pa铆s. Porque hoy en d铆a, no eres “buen gay” si la izquierda no te ha expedido su carnet. Porque hay personas que son incapaces de entender la pertenencia a distintas formaciones y movimientos, incluso cuando ello implicar铆a que el suyo se hiciera cada vez m谩s transversal.

“Dime con qui茅n andas y te dir茅 c贸mo eres”. Yo prefiero pensar que lo que define a una persona son sus propios actos. Retratados quedamos todos.

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