El Festival Internacional de Cine de Gijón cumplió este mes de noviembre su 59 edición, con la voluntad de seguir proyectando un cine más independiente y alternativo, que lo es incluso dentro del panorama de festivales nacionales. Quizá por ello, guiado por este espíritu -y pese a que el festival no deja de ser transversal- el jurado decidió otorgar el máximo premio del certamen, en su sección principal (Albar, dedicada a los cineastas consagrados) a la canadiense Hygiène sociale, de Denis Côté, uno de los referentes de este tipo de cine de autor. La película narra en clave de sátira el dilema de un hombre atrapado en el dilema de si pertenecer a la sociedad o escapar de ella. Su encanto e ingenio serán puestos a prueba por una serie de mujeres diferentes, en diálogos y situaciones con una buena dosis de surrealismo… y pretenciosidad.

Cada festival de cine tiene sus autores favoritos, y el FICX no es una excepción. Así, en la presente edición han concursado el coreano Hong Sang-soo, cineasta prolífico donde los haya, que gusta de realizar hasta tres películas cada año, y que concursaba por partida doble con Introduction e In front of your face, con la que obtuvo el Premio Especial del Jurado, ese mismo que premió en su misma sección la mencionada e igualmente pretenciosa Hygiène sociale. Coherente, por tanto, dentro de la incoherencia.

El otro autor preferido del festival con presencia este año fue el francés Bruno Dumont, quien en France ofrece una sátira de la hipocresía de los medios de comunicación en la sociedad francesa actual (y por extensión de cualquier sociedad europea y civilizada de nuestros días), con potentes imágenes y el protagonismo entregado y destacado de Léa Seydoux, encarnando a una periodista célebre y con gran sentido del ego que toma conciencia tras provocar un accidente de trafico. Una de las obras más solventes del presente año en el FICX, ignorada sorprendente e injustamente por el jurado. Sí, ese mismo antes mencionado.

Otras de las destacadas propuestas vistas en el festival, y asimismo injustificadamente ignoradas por el jurado, han sido la rusa Captain Volkonogov escaped, primorosamente realizada, que narra la odisea de un oficial estalinista en la URSS de los años 30, que al saberse sospechoso trata -en su huida- de expiar sus crímenes recogiendo el perdón de las familias de sus víctimas; la francesa La fracture, que obtuvo el Premio del público con una historia sobre una pareja de mujeres a punto de romper que se encuentran en una sala de Urgencias al borde de la asfixia la noche de una manifestación parisina de los “chalecos amarillos”; o la noruega Ninjababy, una de las películas más frescas vistas este año, sobre la inminente maternidad no deseada de una joven -tan libre y fiestera como irresponsable- aspirante a dibujante de cómics.

Desde la pasada edición, la Sección oficial del FICX se divide en tres subsecciones. En la dedicada a las obras de nuevos autores, denominada “Retueyos”, resultó ganadora la coproducción francobelga Rien à foutre, que nos acerca a la apática cotidianidad de una azafata de una aerolínea low cost con base en Lanzarote. Protagonizada por Adèle Exarchopoulos, el comportamiento y actitudes de este personaje lleva a los autores de esta interesante obra a proponer una reflexión sobre las condiciones laborales de la juventud contemporánea, así como sobre su apatía vital.

 

 

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