La selección argentina de fútbol no viajará a Israel, como estaba inicialmente previsto, para disputar el próximo sábado el encuentro amistoso de preparación para el Mundial de Rusia. Finalmente, las presiones políticas lograron su objetivo y la Federación Argentina de Fútbol canceló el partido.

El pasado domingo el presidente de la Federación Palestina de Fútbol, Jibril Rayub, daba a conocer el contenido de una carta dirigida a su homólogo argentino, Claudio Tapia, en la que le pedía que no se celebrase el encuentro. “El gobierno israelí ha convertido un partido de fútbol en un arma política. Tal y como han recogido ampliamente medios argentinos, el encuentro se celebrará para conmemorar el 70 aniversario del Estado de Israel”, advertía Rayub en la misiva.

Un llamamiento al que también se sumaron 70 niños palestinos que firmaron otra carta dirigida al astro argentino, Leo Messi, para decirle que, de jugar en Israel, lo haría “sobre las tumbas” de sus antepasados, ya que el estadio donde estaba previsto el encuentro —el Teddy Kollek, en Jerusalén— se ubica en un lugar del que fueron desplazados los palestinos, en 1948, durante la guerra que siguió a la creación de Israel. “Vienes a jugar con tus amigos a Malha, en un estadio construido sobre nuestra aldea destruida”, escribieron en el texto entregado en la legación diplomática argentina en Ramala. Los organizadores de la protesta decidieron que los firmantes fueran 70 niños, uno por cada año de Nakba, el “desastre” que para los palestinos supuso el nacimiento del estado hebreo.

Pero, al parecer, la gota que colmó el vaso fue la protesta, este martes, en Barcelona, durante el entrenamiento de la albiceleste, de una veintena de aficionados españoles y argentinos propalestinos, que los recibieron al grito de “no vayan”, “no laven la imagen de Israel” y exhibieron una camiseta de la selección de Messi ensangrentada. “Creo que al final se pudo hacer lo correcto. Ya quedó atrás, obviamente primero está la salud y el sentido común”, dijo el delantero del combinado argentino, Gonzalo Higuaín, al canal ESPN en la ciudad condal.

El empeño de la Ministra de Cultura y Deporte de Israel, Miri Regev, en que el partido se celebrase en Jerusalén catalizó las protestas. Regev logró que el encuentro —que según medios hebreos inicialmente se iba a celebrar en el estadio Sammy Ofer de Tel Aviv— se trasladase al Teddy Kollek, el estadio sede del FC Beitar, en el oeste de la Ciudad Santa. Se da la circunstancia de que, además, se trata del campo de un equipo de fútbol, el Beitar, cuyos seguidores se jactan de ser racistas y de no permitir la entrada en el club de jugadores árabes.

El pasado domingo se pusieron a la venta las entradas para el amistoso y la expectación fue tal que en 20 minutos se agotaron. Se formó un gran revuelo en las redes sociales acusando a los organizadores de retener para sus compromisos gran parte de los boletos. Según los datos publicados por la prensa hebrea, tan sólo pusieron a la venta 15.000 de las 31.000 localidades, lo que hizo que las entradas, en pocas horas, quintuplicasen su valor en la reventa. La odisea que para muchos fue conseguir un boleto ha sido un esfuerzo en vano, porque mientras en los territorios palestinos celebran la decisión de la Federación Argentina, los seguidores israelíes de Messi y la albiceleste tendrán que esperar sine die para verlos jugar en Jerusalén.

Según informó anoche el Canal 10 de la televisión Israelí, al Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, le habría pedido al Presidente de Argentina, Mauricio Macri -con quien mantiene muy buena sintonía- que intercediese ante la Federación para que revocase su decisión. Algo a lo que Macri, que durante 13 años presidió el Club Atlético Boca Juniors, le habría respondido que no podía hacer nada para cambiar la decisión de Tapia.

La Secretaría de Comunicación Pública del gobierno argentino, anoche, hizo público un comunicado para recordar que la Federación es un organismo independiente y recalcar el respaldo de Argentina a la reanudación del diálogo entre israelíes y palestinos, basado en la solución dos estados. “Se recuerda que la AFA es una asociación civil sin vinculación con el Estado Argentino y que el Gobierno no participa ni tiene injerencia alguna en la organización del evento ni en ninguna otra actividad en la que ésta participe, en conformidad con los estatutos de la FIFA “, decía el texto.

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