Parecía que iba a ser sólo cosa de un año, pero todavía seguimos viéndolos en playas y piscinas. Al parecer la dichosa moda del flamenco gigante hinchable rosa (da igual el orden que se le dé a estas palabras, siempre nos vendrá a la mente la misma imagen) sigue ahí. ¿Qué es lo que tiene este animal lleno de aire que nos fascina?

Uno siempre está tentado de ir a lo fácil y consultar en Internet si en nuestra sociedad el flamenco tiene algún tipo de significado arcaico, misterioso e iniciático. En cierta manera hemos descubierto que es así… pero que a la vez no es así. Nos explicamos…

El flamenco es todo un emblema en Florida, el estado vacacional por excelencia de EE.UU. Esto se debería a algo tan sencillo – o eso no han contado- como que algunos hoteles de Miami, en un gesto excéntrico y de lujo total, tenían  flamencos rosa que paseaban a sus anchas por los jardines.  Esto hizo que rápidamente el ave  se convirtiera en un símbolo de riqueza ociosa o, lo que es lo mismo, de tranquilidad y gran prosperidad.  De ahí a que los menos pudientes pusieran flamencos de plástico de color rosa en sus patios para llamar a la buena suerte iba un paso, y de estar en el jardín a estar en la piscina mediaba otro.

Flotar en un flamenco rosa es el equivalente, entonces, a montarnos en la felicidad y la abundancia. ¿Pensarían en eso celebridades como Miley Cyrus, Kendall Jenner o Justin Bieber al hacerse sus fotos veraniegas? Bueno… quizá sólo buscaban “likes” y presumir de estar en la onda.

Lo curioso de este asunto es que el flamenco siempre ha tenido una posición especial en la cultura antigua. Nos han contado que, por su flamígero color, era un animal consagrado al dios egipcio del sol, Ra. La autora especializada en el mundo animal durante la época de las civilizaciones clásicas, María Engracia Muñoz Santos, nos menciona que en la Historia Natural de Plinio se cita al flamenco como un ave de sabor exquisito cuya lengua era apreciada como manjar nada más y nada menos que por el mismísimo Alpicio (uno de los primeros en escribir un libro de recetas); y, por si fuera poco el comediógrafo griego Aristófanes menciona al flamenco como un animal con un “hermoso color de púrpura fenicia”. Al lector avezado seguramente no se le escapa que la púrpura fenicia era carísima y que sólo los más privilegiados podían teñir sus ropas con semejante coloración.  La riqueza y el exotismo parecen haber sido constantes.

Por cierto, Aristófanes llama al animal “fenicóptero”, palabra que dará nombre a la familia de estas aves zancudas . ¿Alguien más piensa en algún vínculo con el ave fénix? Porque si hay algo parecido a morir y renacer de las propias cenizas es ser deshinchado en septiembre para volver a ser  inflado en junio del año siguiente.

Nota: no quisiéramos despedirnos de los lectores sin antes dar las gracias a María Engracia Muñoz Santos por su paciencia a la hora de responder  a las preguntas de nuestro redactor. ¡Ah! Y de paso recomendamos vivamente su obra sobre animales y sangrientos espectáculos romanos Animales in Harena.

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