Alberto Núñez Feijóo ha anunciado que no se presentará al cargo de Secretario General del partido vacante por la retirada de Mariano Rajoy. El actual presidente de la Junta de Galicia ha alegado que no puede “fallar a los gallegos, que sería fallarse a sí mismo”. Arropado por la plana mayor del PP gallego y sorprendiendo a muchos, aunque no a la Dirección Nacional, que según El País no tenía en claro todavía las intenciones del presidente, ha dicho preferir terminar la legislatura autonómica, en Galicia, donde goza de una cómoda mayoría absoluta (la única en todo el territorio nacional). Se espera que Maria Dolores de Cospedal, por su parte, declare hoy sus intenciones y dispute la contienda a Soraya Sáenz de Santamaría.
Todos los analistas coiniciden en que esta acción desestabiliza el tablero de las candidaturas y crea un agujero negro de autoridad y prestigio en el partido. Las quinielas apuntaban al gallego como seguro sucesor por méritos propios, por haber supuestamente ido acercándose a Madrid en frases y comentarios, además de por haberse entrevistado en La Sexta recientemente, interpretado por Génova como una declaración de intenciones. El apoyo de Margallo al presidente norteño parecía indicar algún tipo de acuerdo o diálogo. Ahora el futuro del Partido Popular está más incierto que nunca, máxime cuando todavía importantes figuras no han salido de las sombras, como Ana Pastor.