En 2017 se estrenó la nueva adaptación de la popular obra de Stephen King, “IT”. Ya había una versión anterior, a modo de miniserie, y que, no nos engañemos, si por algo destacaba era por la fabulosa interpretación del genial Tim Curry (actor infravalorado donde los haya).
Pues bien, el material promocional de esa nueva versión prometía algo más que interesante, pero lo que nos encontramos (sobre todo un servidor) fue una grata sorpresa y una película de terror magistral. De hecho, para quien esto escribe, estamos ante una de las mejores películas de terror de la historia, siendo además, el mejor estreno de 2017 (de lejos).
Una vez aclarados estos puntos, dejo claro que mis expectativas eran altas, pero tampoco me quería engañar a mí mismo. Desde un primer momento sabía que era imposible superar el nivel del primer capítulo, pero al menos esperaba que sí se igualase. No ha sido así, y parte de la culpa la tiene el cambio de actores, ya que los actores infantiles de la primera parte estuvieron fabulosos y era imposible replicar el carisma y la gracia de éstos.
Las primeras estimaciones taquilleras parecen confirmar que no estaremos ante el mismo éxito descomunal, ya que hay que recordar que la primera entrega es la película de terror más taquillera de la historia. Por otro lado, las críticas han sido mucho menos favorables y el sentimiento general es de que estamos ante una secuela inferior y fallida.
Lo primero lo confirmo sin reflexión alguna, lo segundo ya no lo tengo tan claro, ya que, aunque hay cosas cuestionables, estamos ante una montaña rusa de terror y emociones, rabiosamente entretenida y que supone un digno cierre a un díptico espectacular.
La dirección vuelve a correr a cargo de Andy Muschietti, y la verdad es que es un acierto, ya que la esencia de la primera parte está ahí, sin lugar a dudas. Algunas voces dicen que esta vez desde Warner (la productora) le han dejado hacer lo que le ha dado la gana y por eso el resultado es menor. Discrepo, ya que, seguramente, la dirección de la película sea de lo mejor de esta secuela.
Cierto es que se abusa de los “jump scares” (los sustos) y hay demasiado efecto digital (cuando los momentos más terroríficos son los que no tienen ese elemento…), así como apuesta por el más y mejor, siendo todo muy cargado y demasiado excesivo.
Se nota una desesperación por recuperar y ofrecer lo mejor de la anterior entrega, que fue el reparto actoral, y nos presentan una serie de flashback individuales de nuevo con los actores del primer capítulo. Aunque efectivos y entretenidos, no añaden nada a la trama, y están metidos con calzador para contentar a los fans y rellenar el metraje. Tan logrados como prescindibles, siendo una suerte de escenas eliminadas de la primera entrega (aunque se nota a los actores más crecidos porque lo rodaron después).
Se ha criticado mucho lo excesivo de la duración de esta secuela, ya que casi son tres horas de metraje, pero a mí se me ha pasado volando, porque la película no aburre en ningún momento, siendo un entretenimiento tan divertido como macabro. A destacar el fabuloso clímax (lo mejor de la película), resultando algo épico, como si fuera el “Avengers” del cine de terror.
Por lo tanto, el bueno de Andy ha vuelto a demostrar que el cine de terror se le da de miedo (nunca mejor dicho) y que, si deciden volver con el señor Krueger en un futuro, éste debe ser el elegido para tomar las riendas, ya que los homenajes a las cintas de Freddy son más que evidentes (y la película no lo esconde).
Quizás el mayor problema de la cinta esté en el guion, porque algo caótico, y está más centrado en la efectividad de las escenas de terror que no en la historia, aunque hay sitio para la emotividad. Tampoco los personajes son tan redondos como en la anterior, y hay ciertas cosas bastante cuestionables (como el secreto de alguno de los protagonistas).
No he leído la obra de King, por lo que no puedo valorar si son fieles, pero por lo poco que sé, han adaptado muchas cosas de la novela que la versión de los 90 se dejó en el tintero. No obstante, se notan las licencias, lo cual tampoco es criticable, porque la película debe tener su propia identidad.
Y vamos con el reparto. Por mucho que estemos ante actores más experimentados, no tienen la frescura y gracia de sus versiones infantiles, ya que casi ninguno supera a éstos (quizás sólo James McAvoy). Todos están bastante convincentes y cumplen su cometido, pero los mejor parados son McAvoy (es un monstruo de la interpretación) y Bill Hader (aunque sin lograr superar a la versión mini).
Se ha destacado a Jessica Chastain, pero a mí no me ha dejado bastante indiferente, no siendo una de sus mejores interpretaciones y siendo totalmente superada por la Beverly de la anterior entrega. Todos hacen lo que pueden, pero es que el listón era demasiado alto.
Otra historia es el bueno de Bill Skarsgard. Nos vuelve a regalar una actuación perfecta como el temible Pennywise. Seguramente acabe siendo la actuación más memorable de toda su carrera y vuelvo a indicar que merecería una nominación al Oscar, pero esa es otra historia. Un casting perfecto para un personaje único e inolvidable, y que vuelve a superar a la versión de Curry. Lo mejor de la cinta, junto con la dirección.
A destacar la música, el maquillaje y demás elementos técnicos, pero de nuevo, creo que se abusa de los efectos especiales, cuando el maquillaje o la falta de cualquier artificio siempre ofrece mejores resultados (como el momento anciana “creepy”).
En conclusión, estamos ante otra gran cinta de terror, tan divertida, cruel, entretenida y terrorífica como cabría esperar, aunque da menos miedo que la anterior, ya que el factor sorpresa se pierde. Y es que ese es su gran problema, debido a que los logros de la primera parte lastran el resultado de ésta, ya que esperábamos más del resultado final, pero tampoco estamos ante una mala película ni secuela, y el cierre es más que digno.
Tampoco negaré que ha supuesto una ligera decepción, y es que estamos ante un año 2019 bastante decepcionante. Me he sentido con esta secuela como con el visionado de “Endgame”, porque el precedente era tan maravilloso que da la sensación de que no han estado tan inspirados en la siguiente entrega. Ni más ni menos.
Me quedo con lo bueno, y al final tenemos dos geniales cintas de terror, que forman un díptico más que logrado y digno de aplauso. Ya no se hacen cintas así, y eso hay que tenerlo en cuenta. Gracias por todo, señor Pennywise.