Película técnicamente impecable dirigida meritoriamente por James Mangold, un auténtico drama deportivo teñido de épica y engrandecido por escenas de carreras de coches y subtramas paralelas de unos personajes obsesivamente entregados a los motores y al diseño de las mejores carrocerías de autos. Ingenieros, mecánicos, pilotos y proyectistas norteamericanos liderados por el visionario Carroll Shelby (Damon) y su amigo el piloto británico Ken Miles (Bale). Bajo el patrocinio de Henry Ford II la misión de este equipo es construir un coche partiendo de cero, a fin de destronar el dominio Ferrari en el Campeonato del Mundo de Le Mans en 1966, una carrera que dura 24 horas en la que juega tanto la mecánica como la pericia del conductor.

Estamos en 1963 y el gigante Ford está en decadencia con una notoria caída de las ventas. El heredero del imperio Henry Ford, un hombre grueso de recio carácter, decide recurrir a nuevas estrategias para relanzar la firma. La ocurrencia principal será llevar la marca Ford a territorios inexplorados e introducir cambios de cara a un mercado más juvenil y dinámico. Ese territorio es Europa y la marca a batir es la icónica Scudería Ferrari. Esta historia, basada en hechos reales, nos presenta a un grupo de personas tan pretenciosas y subidas de ego, que lo que habría sido una opción de colaboración Ford-Ferrari, deviene rivalidad que no tendrá reparo en llevar las cosas al límite de la deportividad y el reglamento. Fue cuando en Lemans, año 1966, Ford y Ferrari se enfrentan en una carrera épica por el liderato mundial. Era una época mítica del mundo de la velocidad. Los coches y el carácter indómito de los pilotos eran motivo de orgullo nacional y la gente escuchaba las carreras por la radio con enorme interés.

Es una cinta sobre la relación en aquellos tiempos entre el deporte y la idiosincrasia de países y marcas como EE.UU.-Ford ‘versus’ Italia-Ferrari; formas diferentes de enfocar la vida y la industria del automóvil, a la vez que exponente de competitividad. El deporte como acontecimiento social y político. Y sobresaliendo a mayor gloria USA, el estilo de vida americano, el capitalismo rampante, las ambiciones y el triunfo como meta, la capacidad de gestión y decisión, teñido todo de patriotismo, de cultura mercantil y del esfuerzo made in USA; ello con sus virtudes y sus deficiencias. Tiene la cinta un buen guion que en ocasiones se escribe con diálogos espirituales cuasi místicos sobre los sublimes efectos de conducir un bólido a siete mil revoluciones por minuto, punto en el cual se siente la ‘ingravidez’ sobre un carro que quisiera volar. Excesivo, quizás efectista, tal vez se puede perdonar.

La puesta en escena es magnífica, planos y contrapicados, carreras rodadas con frenesí a pie de asfalto, ritmo en ocasiones vertiginoso, montaje vibrante, todo lo cual hace que el producto Mangold no caiga en los tópicos de la industria hollywoodienses más tradicionales y repetidos. Se puede oler un cine más artesanal, con talante personal, distinguido y clásico. El resultado es una película deportiva que se emparenta bien con otros clásicos del automovilismo de aquellos años sesenta tipo “Grand Prix” (1966) de John Frankenheimer, y la carismática “Las 24 horas de Le Mans” (1971) de Lee H. Katzin; e incluso con esa cinta tan interesante y reciente, “Rush” (2013), de Ron Howard. Obra articulada en secuencias de acción, al fin eso son las carreras; pero que no olvida momentos familiares y empresariales, de progreso en lo personal y superación deportiva, y de forcejeo con las altas instancias del poder.

Igualmente el film tiene una excelencia el apartado audiovisual: gran fotografía de Phedon Papamichael, tratamiento musical muy interesante de Marco Beltrami. En lo que atañe al reparto destaca un sobrio pero bien plantado Matt Damond que llena pantalla con su pinta de tejano sensato y cerebral; y un Christian Bale plan británico que sobreactúa como mecánico y piloto díscolo e incontrolable, aunque a veces esos gestos hipervoltados resulten para bien en muchas escenas límite o trepidantes. Acompañando otros actores y actrices de los buenos, como Jon Bernthal, Caitriona Balfe, Noah Jupe, Josh Lucas o Tracy Letts.

https://www.youtube.com/watch?v=i0SMhB7wukg

Concluyendo, es una película convencional y previsible. Además, la historia real que relata fue en su momento muy relevante en el mundo del automovilismo pues los dos protagonistas reales Carroll Shelby y Ken Miles, consiguieron en muy poco tiempo unos avances oceánicos para este deporte de las cuatro ruedas, una historia real y cimera; lo cual que el film no acierta a reflejar bien, resultando en ese sentido decepcionante. Por lo demás, film aconsejable, sobre todo para los aficionados a las carreras de coches.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.