A lo largo de la historia ciertas mujeres han marcado campos dominados por hombres. Por desgracia son pocas las que recordamos: mientras que en ciencia podríamos mencionar hombres como Einstein, Hawking, Newton, Darwin (y continuar), a la hora de mencionar mujeres de ciencia encontramos a Marie Curie y… ¿alguna más? Y es que las mujeres poco a poco se han ido abriendo camino pero solo unas pocas han causado el suficiente eco como para que nosotros a día de hoy las oigamos.
La biografía de esas mujeres se ha reflejado en películas como Frida (2002), Gorilas en la niebla (1988), Ágora (2009)… y en el campo de la literatura en concreto con La joven Jane Austen (2007) o Mary Shelley (2018).
Mary Shelley cuenta la historia de la creadora del famoso relato de Frankenstein y el monstruo que creó. Criada por un filósofo de renombre (Stephen Dillane) en el Londres del siglo XVIII, Mary Wollstonecraft Godwin (Elle Fanning) es una adolescente soñadora que escribe sobre sus pensamientos y sueños. Un día conoce al brillante poeta Percy Shelley (Douglas Booth) con el que empezara una aventura amorosa marcada por la pasión y la tragedia, algo que transformará a Mary y la impulsará a escribir su obra maestra gótica.
Decir que esta película es una “oda al feminismo” quizá sería demasiado exagerado. No hay duda de que el personaje de esta autora es digno de llevar a la gran pantalla y sorprende que no lo hicieran antes. Ha tenido que ser una mujer como directora, Haiffa Al-Mansour, la que lo haga y es digno de admiración (teniendo en cuenta la escasa cantidad de mujeres directoras que pueden recaudar algo en las taquillas). Con un ritmo sencillo, suave (en ocasiones algo monótono, aunque con situaciones cuanto menos inverosímiles) y de ambiente gótico inglés, la película refleja la situación en la que se encuentra una mujer tan joven del siglo XVIII.
No obstante, personalmente, se esperaba más de esta película. La historia de Mary Shelley, cómo tuvo que luchar para que su obra no quedara bajo la sombra de su marido y fuera reconocida como suya es algo que puede dar un gran juego durante la película, mostrando una protagonista decidida y luchadora. En cambio, solo se ve a una Mary Shelley de 16 (cuando publica 18) años, sumisa y cegada por el amor, que simplemente observa lo que está aconteciendo. A excepción de algunas citas [como cuando entrega su obra al editor y este duda de que sea de ella a lo que le responde: “A mi marido seguro que no le habría preguntado eso. (…) Debería juzgarme por mi obra no por ser mujer” o cuando su hermana le pregunta sobre la maldad de los hombres y Mary le responde “no necesitamos a los hombres” para consolarla] con las que se dan ciertos matices de feminismo… el resto de la película es un continuo ir y venir de la biografía de la autora.
La mujer / el monstruo: es importante la idea que esta película plantea y es la relación de Mary con el monstruo. ¿Por qué lo escribe? Su biografía dice que lo hace por una apuesta con Lord Byron y relata un sueño que tuvo a los 18 años. Por otro lado, es interesante plantear esta relación de similitud entre ambos. Los dos se encuentran ligados a un hombre narcisista y se ven aislados por este. Casi se podría dedicar otro artículo a reflexionar sobre la relación de la mujer y el monstruo en el cine, como ambos son vistos desde la perspectiva del hombre como “lo extraño” o “lo otro”.
Mary Shelley es sin duda y será una de las grandes figuras de la literatura y de la historia feminista (logró publicar con su nombre en una segunda edición saliendo del anonimato) y esta adaptación cinematográfica se suma a las que ya se encuentran realizadas y las que se harán en un futuro para dar una imagen de aquellas mujeres que fueron tristemente eclipsadas a lo largo de la historia.