Tenía cierto grado de escepticismo de la idea de reeditar el 155 en Cataluña. No veía, que los requisitos necesarios para la aplicación de dicho artículo constitucional se diesen en la región. Los mensajes de Quim Torra, por muy incendiarios que fueran, no eran motivo suficiente para que papá Estado castigará a una de sus autonomías por desobediencia y por poner en riesgo la integridad del territorio. Por muy fogosos que fueran en la forma las consignas de los independentistas, en el fondo, no suponían una amenaza para los ciudadanos.

Todo cambió, cuando la Guardia Civil desarticuló,-estoy seguro de que tan solo uno de ellos-, un comando de los CDR que pretendían atentar contra vidas inocentes. Y repito lo de atentar, por si existe algún atisbo de duda, y no vaya a ser que algún ingenuo se trague los argumentos de los terroristas,-réplicas ideadas por sus abogados, que en base a mentiras pretenden conseguir que criminales se libren de un hecho delictivo que intentaron cometer-, lo que ansiaban perpetrar los CDR, no era simplemente hacer ruido, porque acaso, ¿no existen los petardos u otro tipo de elementos polvorientos para conseguir ese fin?, sino ocasionar el máximo terror y miedo posible, incluso arrancando la vida de cuantas personas hicieran falta para dar un golpe sobre la mesa y así confirmar la independencia anhelada.

Porque no hay duda, de que,- independientemente de que estos elementos pretendieran o no asesinar a inocentes-, estamos ante unos terroristas en toda regla. Y no lo digo yo, lo demuestran ellos mismos con sus intenciones. La RAE define la palabra terrorismo, como aquella sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror”. Lo que constata, que la acepción del vocablo, no sólo se refiere a terrorismo cuando exista algún tipo de víctima, sino al mero hecho de producir terror al conjunto de la ciudadanía. Unos ciudadanos, que tienen que aguantar, a un Presidente de la Generalitat, que no solo es cómplice de los aspirantes a verdugos, sino que también coopera con estos dejandoles las puertas del Parlament para que lo tomen a caballo al puro estilo Tejero. Luego los carcas y fachas somos otros…

La situación que se vive en Cataluña, -la que parecía haberse calmado en los últimos compases-, es peor incluso que la que se respiraba cuando ETA asesinaba en el País Vasco. A diferencia del PNV, -pese a pecar en ocasiones de tibieza-, que condenó los atentados terroristas, el partido de Puigdemont y el resto de fuerzas soberanistas, no solo no critican las conductas criminales de sus perros de presa, sino que les defienden imaginando un complot ideado por el Estado para debilitar al secesionismo. En circunstancias como las de ahora, manifiestan haber perdido el poco seny que les quedaba…Demostrando ser unos gobernantes temerarios e incluso terroristas, que son capaces de cualquier cosa por conseguir sus aspiraciones personales. Porque que no les engañen… aunque hayan subyugado y enfrascado a miles de catalanes con la idea de la República catalana, esta no es más que una pantalla de humo para tapar los pufos de Jordi Pujol, este, que a pesar de  haber desfalcado a todos los catalanes, es ovacionado por un auditorio entero. Así son. Veneran a ladrones, defienden a criminales, y escuchan a lunáticos.

Dementes, que si no los controlamos aplicando el 155 en Cataluña, pueden convertir la región en un mar de sangre y de lágrimas.

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