Un domingo cualquiera estás a punto de cenar y vas haciendo zapping por los distintos canales digitales. No ves nada interesante hasta que llegas a un canal dedicado íntegramente al cine español donde una voz en off ayudada de unos dibujos al estilo de un cómic cuenta la leyenda de la marquesa de Mariño que, obsesionada por tener un hijo fuerte que herede sus dominios, obliga a un apuesto gitano casado a yacer con ella. Cuando manda exterminar a los gitanos del campamento para evitar habladurías, la esposa engañada lanza una maldición a la familia de la noble.

Comienza así una película que, si no lo es ya, merece ser de culto: Lobos de Arga, dirigida y escrita por Juan Martínez Moreno.

Allá por 2011, que fue cuando se estrenó la película, se podían ver marquesinas del metro de Madrid anunciando su estreno. El cartel no engañaba: el protagonista, los dos principales secundarios y un pequeño perro con pose de tipos duros bajo el título impreso en una tipografía que evocaba las películas de serie B de los años 50. En una esquina se veía la figura de un hombre lobo acechando. Abajo, la frase “Una comedia bestial”.

Y es que sí, estamos ante una comedia con trazas de película de terror. Suponemos que precisamente aquello fue lo que hizo que pasara con más pena que gloria por la taquilla pese a haber ganado el premio del Público en  la XXI Semana del cine fantástico y de terror de San Sebastián. Los que querían comedia seguramente pensaron que sería una peli tosca y cutre mientras que los aficionados al terror seguramente pensaron que sería una peli de humor absurdo tipo Scary Movie en la que se vería a un hombre lobo bailando una muñeira o algo por estilo.

Sin embargo ni es una cosa ni la otra. El elemento de terror es serio y nos muestra hombres lobo acechando con sus ojos rojos, devorando a sus víctimas, poniendo en aprietos a los protagonistas… mientras que el elemento cómico descansa sobre todo en la interpretación de los pobres perseguidos; y lo hace hasta tal punto que nos preguntamos si lo que estamos viendo  sería terror “de verdad” si no fuese por la panda de descerebrados que se enfrenta a los licántropos.

Esto nos lleva a hablar del casting. Estamos hablando de 2011 y todavía quedaban rescoldos del fuego de la fama que Vaya semanita había disfrutado; de igual manera Muchacha Nui seguía en el recuerdo de mucha gente y Aída estaba en su apogeo; así que parecía una buena elección llevar a un imaginario pueblo gallego a Gorka Otxoa, que además había sido nominado en 2009 al Goya al mejor actor por Pagafantas, a Carlos Areces y a Secun de la Rosa.

La verdad es que es un reparto muy acertado: Otxoa da la talla como un escritor frustrado bastante “pringadillo” aunque algunas veces no entendemos cómo puede pasar de estar aterrorizado a hacer bromas a costa de sus amigos; Areces demuestra que puede ser un intérprete serio y entrañable cuando quiere; y de la Rosa muestra con acierto cómo es un sinvergüenza superado por las circunstancias.

Eso sí, como no puede ser de otra manera, los que más nos han gustado son los secundarios. Ya sabe el lector que sobre un buen reparto de apoyo descansa la estructura de una película. Manuel Manquiña, líder del pueblo, sabe como nadie ser inquietante pero cómico a la vez; Mabel Rivera hace creíble a un personaje, el de la abuela, que sobre el papel no parecía muy logrado (¿Cómo es capaz de enviar a su nieto a una muerte segura sabiendo el secreto del pueblo?); y Luis Zahera interpreta a un Guardia Civil flemático, duro y posiblemente bregado en asuntos sobrenaturales que merecería una serie para él solo.

Claro está, mención aparte merecen los hombres lobo. Su creación está claramente inspirada en aquellos licántropos que veíamos en las películas del desaparecido Paul Naschy, una maravillosa y nostálgica –en el buen sentido-  obra de maquillaje, vestuario y efectos especiales. Aunque sepamos que es un disfraz, no se le ven las costuras (ni en sentido literal ni el figurado) así que realmente nos pone de los nervios que persigan o que, en un comportamiento más propio de zombies, sitien a los protagonistas en un pazo o en una iglesia.

Así pues Lobos de Arga es una película completamente recomendable para pasar un buen rato riendo e inquietándonos, que al fin y al cabo es la intención de este tipo de películas. Si no nos convence esto diremos que, aunque en su momento nadie lo supo, estuvo nominada a seis premios internacionales y ganó otros cinco. ¿Le damos otra oportunidad?, ¿aullamos juntos a la luz de la luna llena?

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