¿Existe una correlación entre la depresión y la crisis económica?

¿Qué consecuencias tuvo la crisis de 2008?

En este artículo analizaré si la depresión pudo ser un fruto amargo de los muchos que hubo durante la crisis económica que comenzó en 2008.

De 2008 a 2009 según la OMS (Organización Mundial de la salud) más de 300 millones de personas padecen depresión, lo que viene a ser un incremento de más del 18% entre los estudios del 2005.

La OMC (Organización Mundial del Comercio) declaró que los padecimientos mentales del personal laboral cuestan 2,500 millones de dólares anuales, y los estudios prevén que en el año 2030 la cifra se eleve a los 6 mil millones.

El sentimiento permanente de tristeza, la falta de interés y el desapego hacen de la depresión la enfermedad más importante de nuestro tiempo. Podríamos hablar de la depresión como enfermedad mental cuyo síntoma principal y origen es la época. Según la OMS los síntomas de “Estado de ánimo irritable o bajo la mayoría de las veces, dificultad para conciliar el sueño o exceso de sueño, cambio grande en el apetito, a menudo con aumento o pérdida de peso, cansancio y falta de energía son tan comunes en el mundo que representa un grave problema de crecimiento, alarmante”.

El capitalismo abordó con el nuevo siglo XXI, que comenzó desde el principio con una fuerte crisis, pero, centrándome en 2008, la caída de los bancos generó una gran depresión económica internacional. Menos radical que la crisis de 1929 pero más intensa que las crisis concurrenciales del siglo XIX.

A la emergente crisis surgieron varios fenómenos de la lucha de clases (de la “Primavera Árabe” como la caída de Ben Alí a Mubarak, movimientos juveniles como el 15M, y otros más como el movimiento estudiantil chileno. Del mismo modo que fenómenos políticos neorreformistas (como PODEMOS) y o nacionalismos reaccionarios (como Donald Trump el Brexit).

Las repercusiones de la crisis mundial en la psicología de masas aún resultan disputables. Existen dos teorías con mucha repercusión en la academia occidental. En primer lugar lo elaborado por Bull Chun Han en La sociedad del cansancio que sostiene que la nueva enfermedad que emergió con la crisis del neoliberalismo es la: sociedad del “burnout” o síndrome de estrés, el trastorno de bipolaridad, trastornos de la personalidad y depresión.

Pero lo que sí afirmo como evidente es que los bajos salarios, la incertidumbre de la precariedad de poder verte en la calle, la inseguridad de que no alcanza el dinero para el futuro, la escasez de pensiones, el recelo por una digna jubilación y demás temores pueden generar trastornos.

La depresión de los tiempos actuales es sin duda una depresión social y económica cuyo síntoma principal y origen es la época que nos toca vivir. El siglo XXI comienza arrastrando una grave crisis económica que nos deja a todos entre manos con un futuro contingente.

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