El cine de evasiones (que no de evasión, aunque este sea el caso) ha dado a lo largo de la historia títulos notables, muchos de ellos devenidos en puros clásicos. Francis Annan, director desconocido hasta ahora, ha intentado con su primer largometraje, Fuga de Pretoria, entrar en la lista con un título que, si bien jamás llegará a la altura de La gran evasión (1963) o Papillon (1973), sí resulta una buena opción para quien busque entretenimiento de calidad.

Annan se ha basado en una historia real, ocurrida en Sudáfrica en los años 70, durante el vergonzoso episodio del apartheid. El movimiento racista impuesto en 1948, con el que la segregación racial entre blancos y negros alcanzó rango de ley, produjo una espiral de violencia y odio que envió a muchos activistas a prisión, como fue el caso de los protagonistas del filme. Daniel Radcliffe (Harry Potter) y Daniel Webber (The Dirt, 2019), dan vida a dos activistas pertenecientes al Congreso Nacional Africano que son encarcelados en la prisión de Robben Island, en Pretoria (famosa por haber metido tras sus barrotes a Nelson Mandela), después de haber cometido un acto de sabotaje. Allí encontrarán a otros presos políticos (como Ian Hart) que les harán conocedores de la imposibilidad de una fuga, y otros (como Mark Leonard Winter) que abogan por un plan de huida.

El filme presenta una premisa inmejorable para ofrecer una visión de lo que supuso el drama del apartheid y de las injusticias y atrocidades que se cometieron, pero Annan no parece querer mojarse mucho con el tema y lo toca de refilón, usándolo como telón de fondo para optar por la vía rápida: un thriller al uso en el que ni siquiera hay tiempo para desarrollar los personajes, y se centra principalmente en la elaboración y ejecución del plan de fuga. Sin desmerecer las intenciones de Annan, asumiendo que se podría haber explotado mejor tanto el prisma de la denuncia social como el del drama carcelario, el director londinense consigue dotar su trabajo del suspense necesario para mantener al espectador en tensión, lo cual ya de por sí es un logro.

El trabajo de los actores no pasa de correcto. Daniel Radcliffe ya ha dado varias muestras de desencasillarse del papel que le dio la fama mundial, y lo intentó por primera vez y de forma satisfactoria con la estupenda La mujer de negro (2012): un film de terror victoriano con el que reapareció la inolvidable productora británica Hammer Films. Los trabajos posteriores de Radcliffe han sido muy variados, alternando en cine y televisión.

Otro gran actor, muy prolífico y de probada valía es Ian Hart, al que muchos recordarán de aquel miliciano republicano que luchó en la guerra civil bajo la dirección de Ken Loach en Tierra y libertad (1995), o más recientemente en su papel de Thomas Blanky en la magnífica serie de AMC The Terror (2018). En Fuga de Pretoria, su actuación no deja de resultar casi anecdótica, pero sus escasas apariciones están bien aprovechadas.

En resumen, estamos ante un thriller que merece ser destacado dentro del montón de estrenos de las principales plataformas por su capacidad para entretener, con una duración justa y un reparto muy correcto. Quien esté interesado por el tema que se toca de fondo, son recomendables La fuerza de uno (1992) de John G. Avildsen, Grita libertad (1987) de Richard Attenborough, y las más recientes Invictus (2009) de Clint Eastwood y Distrito 9 (2009) de Neill Blomkamp. Esta última, aunque se trate de una distopía de ciencia-ficción, muestra de forma interesante cómo podría ser un “apartheid alienígena”.

Fuga de Pretoria se estrenará el próximo 8 de abril en Movistar+ cine.

Tráiler

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