A los depravados y exigentes que nos gustan las películas sangrientas (y no hablo de salpicaduras, sino de charcos con tropezones), el festival de Sitges nos tiene reservada una sección para poder echarnos de comer aparte. La Midnight X-treme recoge, como su nombre ya apunta, lo más extremo de un festival consagrado ya de por sí a lo bizarro, pero esta sección eleva a la enésima potencia las más gore de las películas de otras secciones.
Este año, el premio gordo se lo ha llevado una película indonesia que ha hecho las delicias de los amantes de la casquería con gritos: La reina de la magia negra. Resulta que es un remake de otra película indonesia del mismo nombre, estrenada en 1979 por aquellas tierras y dirigida por un tal Liliek Sudjio, que lo conocerá su padre y su madre, pero fue suficiente para que, 40 años después, un director como Kimo Stamboel se fijara en su película e hiciera este notable remake. Sobre este punto, cabe comentar que los interesantes créditos finales están elaborados con escenas que aquella película.
La premisa es muy básica: un matrimonio y sus tres hijos van al orfanato donde el “pater familias” se crió (otros se van de casas rurales o a pescar al río pero en fin, en Indonesia se estilará eso). A su llegada, lo espera el personal del centro (qué buenos recuerdos), se conocen y se presentan unos a otros de manera que ya empieza a dar cosa ver a tanta gente junta y sin mascarillas. Por no alargar más, comienzan a suceder cosas extrañas tanto en el personal como en los niños que residen actualmente allí (no diré qué, obvio), y todo es por culpa de una antigua trabajadora que hacía magia negra y busca venganza. Por tanto, ya tenemos la excusa perfecta para producir en las incautas víctimas visiones terroríficas, muertes asquerosas, alaridos espantosos y un sinfín de otras características sangrientas, ofrecidas con un sentido del espectáculo envidiable.
La historia tiene sus pequeños misterios y su intriga, pero los verdaderos protagonistas del filme son los efectos visuales, verdaderamente aterradores y, en algunos casos, hasta vomitivos. La destreza de Stamboel con la cámara es otro punto fuerte, ofreciendo planos rápidos y bien encuadrados, para que no perdamos detalle ni se nos escape una gota de sangre mientras los gritos de las protagonistas (sobre todo los de Hannah Al Rashid, parece haber nacido para esto) llegan hasta el último rincón de la sala de proyección. El ambiente que Stamboel crea, oscuro, tétrico y sucio, junto con una banda sonora acompañando a la perfección, hace que sintamos la presencia del mal tal como la sienten los personajes en toda la cinta.
A nivel actoral, destaca la buena actuación de la ya nombrada Hannah Al Rashid, porque pegar gritos no es tan fácil como parece y la actriz londinense es capaz, por sí sola, de poner los pelos de punta al más pintado. Del resto del elenco no cabe destacar gran cosa; la mayoría son muy dados a la característica sobreactuación de figurantes y actores secundarios de gran parte del cine asiático, por lo que viene muy bien haberse empapado previamente varios títulos para que esto pase desapercibido.
Así pues, y tal como está el panorama del cine de terror hoy en día, La reina de la magia negra sorprenderá gratamente a los que busquen de verdaderas emociones fuertes.
Tráiler: https://youtu.be/Yp7JxWPAIP4