El Festival de Cine Canadiense de Madrid ha celebrado este pasado fin de semana su tercera edición, con numeroso público asistente en las sesiones más atractivas, y el apoyo institucional de la Embajada y de un cada vez mayor número de patrocinadores. Ha destacado, al igual que en las dos anteriores ediciones, la variedad temática de la programación, donde han tenido cabida géneros y estilos diversos, así como el respeto a la pluralidad lingüística del país norteamericano.
El festival comenzó sus proyecciones con el drama bucólico Y llovieron pájaros, tan agradable de ver como anodina en su algo planteamiento y su algo plúmbeo desarrollo narrativo. Su directora, Louise Archambault, narra en ella la aventura de tres ancianos que han elegido retirarse del mundo y vivir en los bosques de Canadá. Este bonito escenario le sirve a la película para resultar vistosa, a falta de una mayor enjundia argumental.
La estrella de las películas programadas ha sido Matthias & Maxime, de Xavier Dolan, sin duda el cineasta más relevante que ha tenido este modesto festival en sus tres años de existencia, y que consiguió llenar las dos sesiones en las que estaba programada. Tiene un curioso punto de partida, en el que dos amigos de la infancia se besan como parte de la filmación de un cortometraje para la universidad donde estudian, y tras ello ambos comienzan a preguntarse cuáles son sus auténticas preferencias sexuales, lo que pone en peligro la estabilidad de sus vínculos sociales. Es una obra con momentos logrados y el estilo visual y narrativo del cine de su joven autor, pero también adolece de una clara irregularidad en su desarrollo.
Otra de las propuestas destacadas de la programación de este año ha sido This mountain life, que confirmó la calidad del género documental en la cinematografía canadiense, y que refleja la aventura de varios personajes -un escalador, un artista de la nieve, una mujer mayor de viaje con su hija, y que conserva aun un gran espíritu aventurero, o las monjas de un convento- que relatan su experiencia en las montañas de la Columbia Británica, región canadiense que cuenta con una gran zona de territorio montañoso.
Al igual que en la pasada edición, el festival ha querido dar a conocer películas que visibilizan a la comunidad indígena nativa de Canadá, las denominadas «First Nations». En esta ocasión, la cinta Une colonie incluía entre sus principales personajes el de un chico nativo con el que contacta la niña protagonista al mudarse a una nueva urbanización. De tono claramente juvenil, es una bonita película que trata temáticas inherentes a este tipo de cine orientado a niños y adolescentes, como la amistad, la discriminación escolar o las relaciones intergeneracionales.
La selección de películas quedó completada con La femme de mon frère, una tan deslavazada como fresca comedia con momentos de cierto ingenio, y el thriller dramático White lie, donde destaca la interpretación de la actriz protagonista, Kacey Rohl, y el buen tono de intriga dentro de su excesivamente anecdótica trama.