El cine, prácticamente desde sus mismos comienzos, no ha sido nunca ajeno a unas fiestas tan universalmente extendidas como las navideñas. Tal es así, que un tema tan prolífico ha deparado un sinfín de títulos de diversa calidad, por lo que conviene dar un pequeño repaso a lo más destacado del celuloide navideño.
Tirando de clásicos, todo el mundo sabe que no es Navidad si en la parrilla televisiva no se deja un hueco para ¡Qué bello es vivir! (1946) de Frank Capra, clásico imperecedero y necesario, que todavía hoy en día nos da lecciones morales. También sobreviven a las navidades del siglo XXI otros títulos como Recuerdo de una noche (1940), de Mitchell Leisen, o De ilusión también se vive (1947), donde lo imposible se hace realidad para una niña cuando conoce al verdadero Santa Claus.
El cine navideño no es sólo magia, ñoñería y cursilería; toca todo tipo de géneros. Por ello, reconocemos a otro verdadero clásico en el espectáculo pirotécnico que ofreció John McTiernan en su Jungla de cristal (1988), en la que un rascacielos es secuestrado por unos terroristas a los que Bruce Willis tiene que hacerles frente. Si nos apetece algo más especial, podemos acudir a Eduardo Manostijeras (1990) de Tim Burton, un trágico y bellísimo cuento gótico que también es un habitual para estas fechas, o a los Gremlins (1984) de Joe Dante haciendo trastadas en un pintoresco pueblecito.
El mencionado Tim Burton es también culpable de darnos una visión de la Navidad un tanto trágica y oscura. Además de Eduardo Manostijeras, su característico estilo gótico está muy presente en Batman vuelve (1992), en donde se muestra una de las navidades más oscuras y tenebrosas que ha dado la gran pantalla, y, sobre todo, en la ya icónica Pesadilla antes de Navidad (1993), no dirigida por Burton pero sí con todas sus señas de identidad. Las navidades “burtonianas” son tristes, pero bellísimas.
Si el cuerpo nos pide unas risas, es casi obligatorio para cualquier cadena reposiciones de Solo en casa (1990), con un inolvidable Macaulay Culkin con 8 años dándoles la Navidad a dos cacos muy confiados, o a Bill Murray aprendiendo a ser más generoso con los demás en la divertidísima Los fantasmas atacan al jefe (1988), una versión libre del famoso “Cuento de Navidad” de Dickens. Y ya que estamos con esa obra inmortal, podemos echarle un vistazo a la excelente adaptación que hizo Edwin L. Marin en 1931, y más recientemente a la versión animada que realizó Robert Zemeckis en 2009.
Hay otros títulos que no desarrollan una temática navideña pero son habituales de estas fechas, como por ejemplo Willow (1988), vistosa y entretenida aventura de espada y brujería de la factoría Lucas, con una trama y unos personajes mezcla entre Star Wars y Tolkien. Y ya que hablamos de Lucasfilm y “Star Wars”, desde que Disney metió la mano en el magno imperio galáctico, todos los estrenos desde El despertar de la Fuerza (2015) se han producido en navidades, al igual que ocurrirá con la nueva trilogía que está en proyecto de estrenarse en 2022, 2024 y 2026.
Para no dejarnos nada por el camino, mencionaremos también la innumerable cantidad de telefilmes que pululan por las televisiones, principalmente en la sobremesa, con una temática muy manida y repetida, a saber: las mil y una peripecias para conseguir el mejor árbol de Navidad, o las excesivamente edulcoradas historias en las que todo el mundo se lleva mal, pero acaban misteriosamente bien gracias al espíritu navideño. La característica común de todas estas “cosas” es su portentosa capacidad para provocarnos las más profundas de las siestas, lo cual viene bien después de las copiosas comidas tan habituales de estos días.
Por si este repaso se queda algo corto, vamos a mencionar otros títulos de notable calidad, muy recomendables, en los que la Navidad aparece como “topic” principal, o son historias que se desarrollan durante la misma: El apartamento (1960) de Billy Wilder, Plácido (1961) de Berlanga, Dublineses (1987) de John Huston, El día de la bestia (1995) de Álex de la Iglesia, Historias de Navidad (1983) de Bob Clark, Los amigos de Peter (1991) de Kenneth Branagh, Felicidades (2000) de Lucho Bender, Muchas gracias, Mr. Scrooge (1970) de Ronald Neame, Love Actually (2003) de Richard Curtis, y las más recientes Tangerine (2015) de Sean Baker, Green Book (2018) de Peter Farrelly (la flamante ganadora del Óscar a la mejor película de la última edición), y Klaus (2019) de Sergio Pablos, el último éxito de la cada vez más cuidada y elaborada animación española.
Como colofón, ya sólo queda desear a todos los lectores una feliz Navidad y un año… de cine.