Es innegable la gran oleada feminista que ha emergido (especialmente este año con el movimiento #MeToo) en Hollywood. Las mujeres ya no se conforman estando a la sombra del protagonista masculino, no esperan a ser salvadas, quieren y pueden tomar el control de cualquier situación que se les plantee.                                                   Y es que en el tema del feminismo el cine ha comenzado desde hace unas décadas a marcar escuela, dejando a ellas decidir y luchar por lograr sus objetivos. Es el caso de: Thelma y Louis (1993), Million Dollar Baby (2004), Kill Bill (2003), Nunca Más (2002), Mulán (1998, Disney), El libro Negro (2006)… y ahora Oceans 8. 

Oceans 8 es el comienzo de una nueva secuela como “continuación” de Oceans 11, 12 y 13, protagonizada por George Clooney, Brad Pitt y Matt Damon entre otros. En Oceans 8 Debbie (Sandra Bullock), hermana de Danny Ocean (George Clooney), planea cometer el atraco del siglo en la gala Met anual que se celebra en Nueva York. El primer paso será conseguir al equipo criminal perfecto formado por 7 mujeres: Lou (Cate Blanchet), Rose, Daphne Kluger (Anne Hathaway), Nine Ball (Rihanna), Tammy, Amita y Constance.

(SPOILERS) Oceans 8 marca una sencilla similitud y al mismo tiempo una impactante diferencia con su predecesora masculina. Posee un reparto icónico e inigualable a nivel femenino para la trama que se desarrolla (Sandra Bullock, Cate Blanchett, Anne Hathaway…), en manos de un nuevo director. Y es que el director de la primera trilogía de Oceans, Steven Soderbergh, se ha limitado en esta nueva entrega a la producción junto a George Clooney, dejando el timón a Gary Ross (director de Los juegos del hambre).

Similitud con Ocean masculina: a primera vista los prototipos de los personajes (Sandra.B-George.C / Cate. B-Brad.P), repetidos quizá como fórmula de éxito asegurado o como “marca Ocean”. Además de un par de diálogos (como el ocurrido entre Lou y Debbie cuando Lou se da cuenta de que hay un factor personal en el plan por parte de Debbie) y un ritmo durante la secuencia del robo que hace que el espectador se inquiete momentaneamente y se pregunte: ¿lo conseguirán de verdad? Y finalmente una resolución sorpresa del plan que acaba sorprendiendo al público haciendole darse cuenta de cómo hasta él ha sido engañado (acostumbrado durante toda la película a ser el sujeto voyeur).

No obstante, hay una notable diferencia: ahora planean ellas. El plan de Danny Ocean era conquistar a una mujer; el de Debbie destronar a un hombre que le traicionó. En cuanto a la realización es evidente el cambio de dirección, pero Gary Ross ha mantenido la famosa “pantalla partida” de su predecesor como sello de identidad de los planes Oceans, aunque solo en un par de ocasiones.

(Conversación entre Lou y Debbie): Lou: “¿Que te parece este?” Debbie: “No, es hombre. Este equipo tiene que ser enteramente de mujeres. Las mujeres pasamos desapercibidas y por una vez queremos que sea así”.

Ellas han necesitado menos miembros que su antecesora masculina para llevar a cabo un robo a gran escala, sin ayuda de ningún hombre y con una ejecución eficaz. No es brillante, el simple hecho de intentar hacer una réplica de algo elaborado antes por hombres le quita originalidad y son inevitables las comparaciones. Tambien que Gary Ross haya intentado imitar al anterior director no ha dado muchos puntos a su favor. No obtante, no es un mal comienzo para Debbie Ocean y su equipo, que pisan fuerte como una de las películas feministas de este 2018.

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