Vamos a entrar en la Semana Santa, un tiempo que, según nuestra tradición y cultura, nos invita a la interioridad y el recogimiento espiritual.
La espiritualidad implica apertura a comprender el significado de la vida e indagar en su misterio. Es búsqueda del “sentido de vivir”. La espiritualidad y la experiencia religiosa implican una idea sobre lo sublime, “toda sciencia trascendiendo” (San Juan de la Cruz).
Los momentos de armonía, silencio, paz y conversión constituyen lo que la Psicología ha denominado «experiencias cumbre»: instantes de profundo amor, entendimiento, y la revelación de un nuevo supramundo.
La trascendencia y la religiosidad son maneras de entrar en la médula de la vida, y constituyen una experiencia propiamente humana. Según el psiquiatra austriaco Viktor Frankl, el lado espiritual de la persona es base esencial de salud y buen ánimo. Observó que las personas creyentes eran felices y tenían especiales aptitudes para sobrevivir en situaciones adversas.
La espiritualidad en películas destacadas
A continuación, escribiré de la espiritualidad en relación con algunas películas de interés, siguiendo un orden cronológico.
FRESAS SALVAJES (1957): Un viaje hacia la espiritualidad
Inmenso filme de Ingman Bergman, que narra el viaje físico y también interior de un “anciano” médico, el Dr. Borj, quien emprende un recorrido en su coche para recibir su Doctorado Jubilar en la ciudad sueca de Ulm.
Al principio es una persona pedante e intransigente. Pero durante trayecto va haciendo una revisión de su vida, y adviene, ya al final del trayecto, un hombre más afectuoso y humano.
Hay una escena en que el protagonista recita unos versos alusivos a Dios dicen así:
¿Dónde está el amigo que busco por doquiera? / Cuando apunta el día mi inquietud aumenta, / y cuando cae la noche lo sigo buscando todavía. / Mi ardiente corazón me muestra Su rastro, / voy siguiendo sus huellas / en cualquier brote de vida, […] oigo cantar Su voz en el viento del estío…
El viaje del Dr. Borj es ante todo un viaje al centro de su alma. Hay un elemento inequívoco de trascendencia cuando Borg, al final, piensa para sus adentros mientras le dan el doctorado: “Me sorprendí a mí mismo en medio de la ceremonia con el pensamiento […] Había llegado al convencimiento que toda esa cadena de acontecimientos extraños estaba tejida por una ‘causa suprema’”.
Intrigante certeza de que lo acontecido aquel día, sus pensamientos y la sucesión de hechos, seguía una lógica por encima de la mera voluntad humana.
Creer en Dios:
EL ÁNGEL EXTERMINADOR (1962): Abrir las puertas del corazón
Esta es una obra cumbre de Luis Buñuel. Cuenta la historia de un grupo de burgueses convocados para una cena suntuosa. Al terminar, los invitados sienten que no pueden salir del salón donde están.
Transcurren las horas de encierro, escasean los alimentos, algunos enferman y el lugar se va convirtiendo en un infierno donde el civismo deviene brutalidad.
Hay en este filme una verdad sencilla y profunda que tiene que ver con ese hablarse con uno mismo o con Dios, para percatarse de que una puerta no se abre si uno no hace algo para abrirla. Sólo es preciso empujar, pues las puertas están abiertas.
Quedar apresados es consecuencia de ciertos males sociales como la ignorancia, la pereza, el egoísmo, la envidia, la codicia y tantas otras faltas capitales.
LA LISTA DE SCHINDLER (1993): Amor que roza el heroísmo
En esta película Spielberg lanza un grito sobre el gran drama maléfico del pasado siglo, el Holocausto, el exterminio judío a manos de Hitler.
Narra la hazaña de un personaje excepcional, una de esas personas que hacen creer en la humanidad, un industrial llamado Schindler que salvó cientos de vidas, y con ello, como dice el Talmud “salvó a la humanidad”.
Oskar Schindler, católico y de gran talento, hizo amistad con los nazis y empleó en sus fábricas a cientos de obreros judíos condenados al exterminio. Schindler sirvió incondicionalmente a sus operarios hebreos. Spielberg alude a la luz en la oscuridad. La presencia de una mano amiga y salvadora, especie de Moisés contemporáneo, un espíritu misericordioso.
SMOKE (1995): Levedad y Providencia
Estamos en un estanco en Brooklyn. A su alrededor las historias de un puñado de individuos solitarios. Regenta la tienda Auggie (Harvey Keitel), un hombre con secretos. Los que van a su establecimiento le cuentan sus problemas.
El director japonés Wayne Wang dirige este filme escrito por el novelista Paul Auster. Película de personas solitarias que fuman y sueñan con salir a flote. Historias sencillas llenas del misterio de la existencia.
Obra leve como el humo que se filtra entre las conversaciones. Parece que los personajes fueran zarandeados, fruto de la Providencia.
El peso del humo:
TIERRA DE ÁNGELES (2004): Falta básica y necesidad de redención
Película del sueco Kay Pollak, cuenta el regreso a su pueblo natal de un afamado músico llamado Daniel Daréus, un ser con un interior vacío de amor y ánimo.
Recuerda Daniel un fenómeno denominado “falta básica” (Balint), que padecen personas con una carencia interior, fruto de una crianza anómala o por falta de madre. Se manifiesta en la incapacidad para “sentir amor”. Pero este “defecto” necesita repararse, algo que el protagonista consigue finalmente.
Esa necesidad de “reparar”, de hacer algo por los demás le conduce a montar un coro y que le permite tener una relación con una bella joven a la que siempre pregunta cómo se sabe que una persona quiere a otra.
También aborda la cinta la liberación de los “malos espíritus” (malos pensamientos y emociones parásitas) que habitan en nuestro interior.
Canto a la amistad, al cariño, y sobre la música como camino a cierta forma de trascendencia.
EL GRAN SILENCIO (2005): La espiritualidad en un monasterio cartujo
“¡Oh, Señor! tú me sedujiste y fui seducido”. Esto proclama este documental conmovedor del director Phillip Gröning. Es una cinta austera y silente. Sólo al final un sencillo monje mayor ciego habla brevemente. Lo hace ante su inminente encuentro Dios:
¿Por qué tener miedo a la muerte? / Es el destino de todos los humanos. / Cuanto más se aproxima uno a Dios, / más feliz se es. […] Él es un Ser de infinita bondad. / Eternamente procura nuestro bienestar. / Así, no hay que preocuparse/ con lo qué será que acontezca con nosotros.
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CEREZOS EN FLOR (2008): El misterio de lo trascendente en el butoh
Hermosa película que habla de la danza japonesa butoh, a la cual es aficionada una mujer que acabará falleciendo. Su viudo, Rudi, viaja a Tokio en el tiempo del Festival de los Cerezos en Flor, un canto a la belleza y la transitoriedad.
Rudi conoce a Yu, una joven bailarina de Butoh que siempre baila en un parque, a orillas de un lago. Aunque no se entienden verbalmente, entablan una profunda amistad, ella le enseña la base del Butoh y le hace sentir la relación entre la vida y la muerte, lo que le recuerda a su esposa.
Cinta muy poética, un dulce cántico a la muerte, al amor, a la soledad y al duelo por el ser amado, bajo la dirección de Doris Dörrie.
Cuando el filme toca a su fin, de la mano de la joven bailarina, Rudi viaja para conocer el monte Fuji, donde, en un final que es unión y comunión, puede al fin morir y reunirse con su esposa amada. Como se dice en el Butoh: “Y mi cuerpo sigue su propia sombra / para enseñarme por fin dónde estás”.
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CALVARY (2014): El calvario de cristo encarnado en un cura irlandés
El padre James Lavelle es un hombre de fe dispuesto a trabajar por un mundo mejor. Pero se asombra de ver la maledicencia de sus parroquianos.
John Michael McDonagh hace un filme angustioso que se centra en una premonitoria semana en la que el sacerdote se irá comunicando con personas que, o bien ocultan algo, o necesitan su ayuda.
En el confesionario, donde el cura no puede verlo, un hombre le ha dicho que lo va a matar porque en su infancia: un cura pedófilo lo violó.
Ahora, en venganza, va a morir un sacerdote honesto. El padre James vivirá la cuenta atrás de esa semana de calvario, un sacerdote inocente que arrastra la sotana, se convierte chivo expiatorio.
La película se titula Calvary, en clara alusión al calvario de Cristo, el calvario de un cura bueno que ha de purgar las culpas de otros.
Película donde la espiritualidad y la fe sin concesiones de un sacerdote cabal, apuesta por la reconciliación, más allá de la justicia. Un hombre atravesando el Gólgota en plena Irlanda. Lo espiritual está en el sufrimiento que lleva a la redención, al modo en que Cristo enseñó.
Tráiler: “Le voy a matar, padre”:
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SILENCIO (2016): El silencio de Dios
Sensacional obra de Martin Scorsese, un filme lleno de sensibilidad hacia los temas espirituales y el sentimiento religioso.
Película evangélica sutil y profunda reflexión sobre temas fundamentales de la fe cristiana y la vocación sacerdotal. La vocación como llamada que el hombre recibe en el orden de lo trascendente.
Pero la fe no es racional, carece de “lógica”. Este filme habla de la fe como poderoso don inquebrantable. La apostasía era considerada una falta incomprensible. Y se recuerdan episodios bíblicos como el de los hermanos Macabeo del Antiguo Testamento o las tres negaciones de Pedro.
Película dura, agotadora en su tesis y en su antítesis, llena de intriga, aventura y espiritualidad, que pone sobre el tapete el valor de una fe pura ante la oposición brutal de los caciques y el poder religioso budista que quiere destruirla
Y un Dios silente para solucionar asuntos arduos y perentorios, un mutismo trágico, unamuniano, un silencio referido al sufrimiento humano.
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Conclusión
Aunque hoy no se habla mucho de espiritualidad, descartada por el materialismo rampante, sin embargo, creo que a poco que se profundice asoma en las personas el territorio de ese tipo de sentimiento o inquietud. Como dijo el cura Chamizo, Defensor del Pueblo en Andalucía:
“La gente necesita la espiritualidad, que tiene dos dimensiones: la que va unida a la fe y la de la interioridad de cada uno, en la que no tienes que ser creyente. Vivimos en un mundo en el que lo que no cotiza en Bolsa parece que no vale. Y no es así. Es muy importante que la gente recupere el ámbito de los sentimientos y la espiritualidad”.
Nunca ha sido tan intensa la necesidad de ir más allá de un modo de vida que nos ofrece un alto nivel de bienestar material, pero que niega la vertiente espiritual.