La historia de la inteligencia artificial suma otro capítulo con el regreso de Sam Altman como director general de OpenAI, la creadora de ChatGPT. Este retorno se produce después de haber sido despedido recientemente, lo que desencadenó una serie de conflictos internos en la empresa. La amenaza de renuncias masivas por parte de más del 90% de la plantilla y la presión de inversores, liderados por Microsoft, llevaron a un acuerdo para su reincorporación.

La salida de Altman el pasado viernes, argumentada en una pérdida de confianza, provocó un fin de semana tumultuoso en OpenAI. Los inversores, encabezados por Microsoft, buscaron activamente el regreso de Altman, llegando al extremo de contratarlo para liderar un equipo de desarrollo de inteligencia artificial propio en Microsoft. Este movimiento dejó a OpenAI primero bajo la dirección de Mira Murati, jefa del departamento de tecnología, y luego bajo el cofundador de Twitch, Emmett Shear. Estos cambios rápidos generaron preocupación entre la plantilla, que criticó la falta de liderazgo y visión del consejo de administración.

Sam Altman, de 38 años, regresará a OpenAI como consejero delegado, el mismo cargo que ocupaba anteriormente. Este retorno también implica cambios en el consejo de administración, con la entrada de nuevos perfiles como Bret Taylor, ex-Salesforce y ex-Twitter; Larry Summers, exsecretario del Tesoro con Bill Clinton; y Adam D’Angelo, cofundador y consejero delegado de Quora. Su principal tarea será seleccionar nueve nuevos directores.

“Con el apoyo del nuevo consejo y Satya Nadella (Microsoft), deseo volver y aprovechar nuestra sólida asociación con Microsoft”, lanza Altman

“Me encanta OpenAI y todo lo que he hecho en los últimos días ha sido para mantener unido a este equipo y su objetivo. Cuando decidí unirme a Microsoft el domingo por la tarde, estaba claro que ese era el mejor camino para mí y el equipo. Con el apoyo del nuevo consejo de administración y de Satya Nadella (al frente de Microsoft), deseo volver a OpenAI y aprovechar nuestra sólida asociación con Microsoft”, escribió Altman en X (Twitter).

Este giro en la dirección de OpenAI refleja la lucha interna sobre cómo abordar el potencial de la inteligencia artificial. Por un lado, está la corriente que aboga por el desarrollo comercial y a gran escala de la IA, considerándola una oportunidad transformadora. Por otro lado, existe la preocupación sobre los riesgos asociados con el rápido desarrollo de un sector que podría representar una amenaza para la humanidad. Altman y Microsoft están alineados con la primera corriente, mientras que el consejo de OpenAI habría preferido adoptar un enfoque más cauteloso.

Fundada en 2015 como una organización sin ánimo de lucro, OpenAI inicialmente buscaba desarrollar la inteligencia artificial de una manera que beneficiara a la humanidad, sin estar guiada por el beneficio financiero. Los desacuerdos sobre la postura de Altman, incluyendo sus esfuerzos para recaudar fondos significativos de fondos soberanos de Oriente Medio o de Softbank para crear un nuevo negocio de fabricación de hardware para la inteligencia artificial, fueron parte de las tensiones que llevaron a su despido y ahora a su sorprendente regreso.

La plantilla de OpenAI, compuesta por aproximadamente 750 empleados de 770, había expresado su apoyo a Altman a través de una carta y amenazaba con renunciar en masa tras su despido. El regreso de Altman marca un momento crucial en la trayectoria de OpenAI, cuyo liderazgo es considerado clave para el éxito de la empresa según sus empleados y el mercado.

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